31 de diciembre de 2008

Lecciones de Don Panta en la cooperación y en la AOD

Recordando la época de universidad, en una de las materias (Gestión estratégica) al iniciar el semestre el profesor encargado nos expuso los objetivos del curso y el contenido de este, señalándonos también algunos textos recomendados para entender mejor las clases, estando en la lista de libros los típicos de Peter Drucker y el resto de gurús del marketing y la elaboración de planes estratégicos; pero para nuestra sorpresa, al finalizar la diapositiva, también se encontraba anotada la obra de Mario Vargas Llosa: "Pantaleón y las visitadoras".


Para los que apreciamos la película o leímos la historia de Vargas Llosa nos sorprendió esta inclusión dentro del inventario de recomendaciones del profesor, pero viendo más de allá de las curvas de Angie Cepeda (en el libro la visitadora es brasileña y no colombiana) y de la sátira del autor a las Fuerzas Armadas del Perú, tratando de convertirla en el burdel más grande del mundo, podemos observar como los modos de operar de Pantaleón Pantoja (notable militar sin vicios y con profundo amor a su patria) son algunas de las mejores enseñanzas de cómo se debe manejar un negocio (por encima de ¿Quién se ha llevado mi queso? o La culpa es de la vaca), con lecciones de planificación, análisis de mercado, manejo del personal (siempre ten a tu lado a los mejores en el área en que se desenvuelven), políticas empresariales (mi favorita: Mezclar trabajo con placer es signo de mal proceder), entre otras que servirían a cualquier emprendedor.

No debe asombrar que un liberal como Mario Vargas Llosa haya incorporado al realismo mágico una novela donde se resalte la capacidad administrativa de su personaje principal y se exalten los conceptos que se adquieren en una facultad de administración, pero lo que sí debería en algo asombrarnos es como estas herramientas están tan en boga en el mundo de la cooperación internacional y la ayuda humanitaria, siendo “La Declaración de París: Sobre la eficacia de la ayuda al desarrollo” la máxima expresión de estos acontecimientos, mediante el uso de la “Triple A: Armonizar, Alinear, Apropiar y (principalmente) La gestión orientada a resultados” el génesis del uso de instrumentos empresariales en los planes de desarrollo humano.


Unos días más y sería un año desde que partí a España a estudiar el papel de la cooperación multilateral en el desarrollo humano, allá en la patria de Cervantes sin tratar de ser un Quijote esperaba aprender las medidas que se están llevando a cabo para cumplir los Objetivos del Milenio, cómo realizar el diagnóstico de necesidades y potencialidades de sectores geográficos, apoyar en la búsqueda de una vía donde el tercer sector (cooperación) sirva en la reducción de la pobreza junto al sector privado y político, encontrar formas de democratizar los fondos de la cooperación, entre otras dudas. Debo decir que en parte fueron satisfechas estas interrogantes pero para llevarlas a cabo los encargados de la cátedra utilizaban FODAs, matrices de marco lógico y otros instrumentos que se podrían impartir en cualquier MBA pero que al final se transforman en proyectos sociales.

Menciono este tema no con el motivo de promover la erradicación de las prácticas empresariales en la cooperación internacional y en la ayuda oficial al desarrollo, sino con el objetivo de reflexionar sobre el uso de estas herramientas y señalar eso: que son herramientas y no son fines. El objetivo de un proyecto, programa o política de salud (puede ser también de educación, desarrollo rural, etc.) es la disminución de las tasas de mortalidad y morbilidad, y no, aunque tiene importancia, el ahorrar costos o ser eficientes en aspectos distributivos. El principal reto es atacar las causas del problema sin olvidar que la cooperación internacional no es la única solución para terminar con los obstáculos que impiden el bienestar, sino una de los tantos brazos del desarrollo (sector político, empresarial, sociedad civil, etc.) que deben actuar coordinadamente.

26 de diciembre de 2008

Voyeurismo y "Prohibido prohibir"


“Todo empieza en París, en cierto día concreto, cuando nuestros héroes se conocen”. Este es el punto de partida de Bertolucci (genial director que revolucionó la sexualidad en el cine con The last tango in Paris, además de haber realizado las obras maestras: Novecento y The last emperator) para dirigir The dreamers (del libro: The holy innocents de Gilbert Adair), una película que la he visto más de una docena de veces y la sigo degustando y definitivamente es mi favorita, sobretodo en este año que se va y nos recuerda los cuarenta atrás (aquella época caótica de Vietnam, la Primavera de Praga, el asesinato de Martin Luther King, y otros significativos eventos) del Mayo francés para algunos sobrevalorado y de olvido (inclúyase aquí al pragmático de Sarkozy) pero para otros una inspiración que no debe servir para volver a repetir sino para volver a crear.

La historia es un menage a trois entre Michael (inocente californiano que va a aprender francés a París sin saber que en la ciudad de la luz recibirá la educación de su vida), Isabel y Theo (esto últimos hermanos). Los tres, sin conocerse, son cinéfilos que asisten lealmente a la Cinemateca de Henry Langlois (Solo los franceses son capaces de tener a un palacio como cine), hasta que un día se topan con la realidad cuando Langlois es despedido por el Gobierno (El cine ya desde sus orígenes se enfrentaba a un gran reto contra el tiempo, su paulatina y trágica desaparición…). Ese es el punto de partida donde Bertolucci menciona que se conocen estos héroes, para de ahí en más los tres embarcarse en un nihilista viaje de descubrimientos y límites, donde poco a poco podemos ir conociendo las vulnerabilidades y realidades de seres que en un principio despertaban la majestuosidad de los personajes del cine que ellos tanto aprecian.



Definitivamente no es una película histórica tratando de recrear la utopía política que se vivía en aquel entonces, en ella se capta aquel espíritu de rebeldía y libertad que se sentían en esos años, en este trío alejado del mundo y la realidad (a la cual por la ventana en vagos pasajes la apreciamos) y que inevitablemente, así como terminó el mayo del 68, se va descomponiendo en ese proceso humano llamado madurez. Pero más allá de cómo se desenvuelven estos personajes antes de que la revuelta entre en sus vidas y declare el fin, la estética presentada por Bertolucci es deslumbrante, con una sincronización de un artesano que sabe en que toma empezar una determinada canción (en la banda sonora hay algo de Janis Joplin, Bob Dylan, The Doors); un surrealismo que es capaz de encajar un desnudo de Eva Green a la música de la tan repetida La mer de Charles Trenet entre fosforescentes estatuas de Mao y sus guardias rojos; y sobre todo los debates (Chaplin vs. Keaton, Clapton vs. Hendrix) y el transponer escenas de clásicos del cine con la historia que se desarrolla en The dreamers (la favorita de este bloggero es cuando Isa, Theo y Mathew corren por el museo Louvre tratando de batir el record de Band Apart, seguido del canto de la famosa y bizarra Freaks con fenómenos de circo coreando: We accept you He´s part of us, para finalizar en Approximately Queen Jane de Bob Dylan).
The dreamers es un homenaje al cine de un voyeurista enamorado del cine. ¡Grande Bertolucci!

25 de diciembre de 2008

Voluntariado, emprendimiento, empatía, solidaridad y algo más...

Hoy en día, los jóvenes más admirables son los emprendedores sociales, los que ven un problema en la sociedad y se remangan las mangas de la camisa para hacerle frente en formas nuevas… En enero de este año que ya se acaba, apareció en el diario EL UNIVERSO uno de las columnas más inspiradoras que he tenido oportunidad de leer, escrita por Nicholas Kristoff bajo el título: La época de la ambición, en ella se hace referencia al emprendimiento social como otra vía (además de la comercial) de promover el desarrollo. Al artículo le sumo un libro que me regalo un amigo cubano, Jorge (un abrazo a la distancia y en Pinar del río el año que viene nos encontramos) llamado Con otra mirada, que hace referencia a los programas de voluntariado de la diputación de Córdoba – España, donde se detallan los ventajas de crear, apoyar y vigilar estas actividades beneficiosas para las comunidades y las personas que prestan sus servicios en ellas.

Tradicionalmente, el voluntariado se ha identificado con las organizaciones no gubernamentales (además de motivos religiosos o de caridad) pero a través del tiempo, en España, entidades públicas también se han interesado por estos emprendimientos. Con este objetivo, añadido a las políticas de cooperación, se han destinado montos del presupuesto local a actividades que sirven para: 1) el establecimiento de relaciones entre las organizaciones de la sociedad civil beneficiaria y la sociedad civil donante. 2) Sentar bases para futuros programas de cooperación al desarrollo humano. 3) Dar respuesta a la creciente participación voluntaria en programas de cooperación al desarrollo.

Estos programas de voluntariado y emprendimiento social, y las personas que los desarrollan no solo responden a actos románticos o idealistas, deben estar sustentados en programas de ayuda humanitaria y de cooperación internacional, con fondos previstos para actividades relacionadas, planificación, seguimiento y un diagnóstico geográfico (en áreas con alta predominación de indígenas, lugares con altos índices de inequidad de género, etc.) y por temáticas (educación, creación de microempresas, protección y sostenibilidad ambiental, gobernabilidad, desarrollo rural, patrimonio histórico, etc.) de los sectores donde se pretende trabajar.

En Guayaquil y la provincia del Guayas el concepto de progreso y desarrollo ha estado expresado en términos de cemento (obras arquitectónicas). Sería importante que las autoridades locales impulsen estos programas para cubrir otras necesidades relacionadas con el bienestar humano en los lugares con mayores índices de pobreza u otras necesidades. No será sencillo por lo que los implicados deben comprometerse adaptando políticas de cooperación y desarrollo; otorgar recursos (a través de subsidios) para emprendimientos y actividades de voluntariado; leyes que protejan a las personas que participen; análisis de los sectores donde, basado en la experiencia de la alcaldía o la prefectura, se pueda colaborar con mayor eficacia; invitar a participar en alianzas a entidades experimentadas en la temática (Programa de Voluntariado de las Naciones Unidas u otras ONGs por ejemplo), entre otras cosas que el dinero no puede comprar. Pudiendo en un futuro expandirse a destinos nacionales (fuera de la provincia).

Siempre he creído que el desarrollo no está únicamente ligado a aspectos comerciales, sino que se deben atacar diferentes puntos que eliminen la pobreza y creen libertad y oportunidades a las personas. Con los programas de voluntariado y emprendimiento además de mejorar el bienestar de las comunidades afectadas también se están creando plazas de trabajo para las personas interesadas en la cooperación, además de otros beneficios como el de reducir las zonas periféricas (disminuyendo la migración hacia las grandes ciudades), concienciar a la sociedad de las realidades existentes en otros lugares y el principal (y que es el de mayor carencia en Guayaquil), el construir ciudadanía.

Hace unos meses trabajé en un Programa de Voluntariado en la serranía ecuatoriana, programa gracias al cual tuve un acercamiento a la realidad, y en palabras de Antonio Zurita (un abrazo también a la distancia): A vivir esa realidad de la pobreza económica y la riqueza humana.

PD: En la foto Jorge y Antonio en algún mítico bar de Córdoba entre mezquitas y catedrales/. Jorge esperando contarnos a mí y a Johanna alguno de sus viajes por Argelia/. Una vaga foto con el mentor de Anastasio (que me incentivó a tomar el Programa) el día de la sustentación de tesis (Anastasio es aquel bonachón a la izquierda).





24 de diciembre de 2008

Todo es igual y todo es diferente: Final de la atroz trilogía

Escribir al menos para eternizar algo: Un amor, un acto de heroísmo como el de Marcelo, un éxtasis. Acceder a lo absoluto. O quizá (pensó con su característica duda, con aquel exceso de honradez que lo hacía vacilante y en definitiva ineficaz), quizá necesario para gente como él, incapaz de esos actos absolutos de la pasión y el heroísmo. Porque ni aquel chico que un día se prendió fuego en una plaza de Praga, ni Ernesto Guevara, ni Marcelo Carranza habían necesitado escribir…


Con Abaddón El exterminador, Ernesto Sabato termina lo que empezó con El túnel y continuó con Sobre héroes y tumbas. En resumidas cuentas: El tratar de relatar el existencialismo vivido por personas atormentadas como él y el triunfo del mal sobre el bien (el espíritu de la gente que cree más en un pagaré que en una misa, en un ingeniero más que en un teólogo)…. Esto queda para milenarias discusiones.

El libro relata una historia de contexto extremadamente personal, a diferencia de la universalidad de Sobre heróes…, y es el de mayor dificultad, personalmente, para leer, por estar escrito en fragmentos (inconexos) de seres con distintas perspectivas (Marcelo, Nacho, Natalicio y Bruno), que de vez en cuando salen de sus solitarios túneles y gritan desgarradamente todas esas palabras que podemos encontrar en más de cuatrocientas páginas.

Pocas soledades como la del ascensor y su espejo (pensaba Bruno), ese silencioso pero implacable confesor, ese fugaz confesionario del mundo desacralizado, el mundo del Plástico y la Computadora. Lo imaginaba a S. (de Sabato) observando su cara con despiedad. Sobre ella – lenta pero inexorablemente – habían ido dejando su huella los sentimientos y las pasiones, los afectos y los rencores, la fe, la ilusión y los desencantos, las muertes que había vivido o presentido, los otoños que lo entristecieron o lo desalentaron, los amores que lo habían hechizado, los fantasmas que en sus sueños o en sus ficciones lo acosaron. En sus ojos que lloraron por dolor, en esos ojos que se cerraron por el sueño pero también por el pudor o la astucia, en esos labios que se apretaban por empecinamiento pero también por crueldad, en esas cejas que se contraían por inquietud o extrañeza o que se levantaban en la interrogación y la duda, en esas venas que se hinchaban por rabia o sensualidad, se había ido delineando la móvil geografía que el alma termina por construir sobre la sutil y maleable carne del rostro. Revelándose así, según la fatalidad que le es propia (porque solo puede existir encarnada) a través de esa materia que a la vez es su prisión y su única posibilidad de existencia.
Si, ahí lo tenían: el rostro con que el alma de S. observaba (y sufría) el Universo, como un condenado a muerte por entre las rejas.



Como Sabatiano, un pana de él, como un discípulo de alguien que ha tratado de ver más allá (nunca vemos los suficientemente lejos, eso es todo), encuentro a esta novela como una justificación de Sabato de los relatos atroces de sus anteriores obras, insertándonos a un mundo real y ficticio, donde Sabato comparte escena con aquellos atormentados y esperanzados personajes productos de su cabeza; y junto a él ahondamos en el génesis del mundo de los ciegos (infinidad de veces consideré que debía destruir el Informe sobre ciegos y del cual considera su escritura: Era inútil que les explicara algunas realidades que solo pueden explicarse con símbolos inexplicables, como el que sueña no comprende lo que sus pesadillas significan) con videntes, sectas, logias, persecuciones, posesiones, amigos y enemigos (sacados de su bizarra realidad, llena de alcohol y locuras) que sirvieron de inspiración para crear a Alejandra, Martín, Fernando y Bruno, el leal de Bruno.

Estábamos estudiando un teorema de geometría cuando me sobresalté como si a mis espaldas hubiera aparecido uno de esos seres que dicen que llegan a la tierra en platos voladores y que tienen el poder de comunicarse sin hablar. Me di vuelta y la vi en la puerta que daba al patio principal: tenía los ojos grises, la misma expresión congeladora de su antepasado. Muchos años después, todavía recuerdo aquella aparición a mis espaldas y me pregunto si imitaba conscientemente a Rosas o si se repetía en ella la misma configuración de atributos, como las barajas, con el tiempo, vuelven a reiterar las mismas combinaciones de reyes y sotas… Soledad había aparecido en la sala nada más que para hacerme saber que existía, que estaba…

También a través de los pasajes, como es típico de Sabato, conocemos un poco del entorno sobre el cual se plasmaron estas líneas (aparecen Hemingway, Kafka, Bob Dylan, The Beatles y los fragmentos referentes al Che Guevara y las torturas a los comunistas son desgarradoramente geniales) y las opiniones del autor sobre las diferentes corrientes de pensamiento y artísticas existentes (De esto no copio un ejemplo del libro, en el video youtube el mismo Ernesto se los contará).




La metamorfosis está completa, el viaje finalmente ha llegado al descenso y todo es igual y todo es diferente (Sabato observó como sus pies se iban transformando en patas de murciélago… Y decidió tratar de vivir de cualquier manera, guardando su secreto en condiciones tan horrendas).

PD: Escribe cuando no soportes más, cuando comprendás que te podés volver loco… Somos dioses cuando soñamos y mendigos cuando estamos despiertos.

23 de diciembre de 2008

Una excusa

¿O es verdad que a pesar de todo, existe algún hilo, infinitamente estirable pero milagrosamente unitario, que a través de esos cambios y catástrofes mantenga la identidad del yo?...

El fragmento pertenece al Informe sobre ciegos que a su vez pertenece a Sobre héroes y tumbas de Ernesto Sabato. Recuerdo esta parte en este momento, y aunque no tenga el libro que ahora está en manos de mi padre como herramienta para rememorar el Parque Lezema y otras plazas con estatuas que tal vez ya no se hallen sino únicamente en su memoria, porque existe una frase que ahora no la tengo anotada y borrosamente se presenta en la parte posterior de mis ojos, aquella parte que ve los recuerdos, donde Fernando Vidal Olmos nos pide explicaciones de cómo una persona después de haber sobrevivido terremotos, devastaciones, inundaciones y el infinito caos del alma, puede seguir llamándose del mismo modo que cuando nació y para colmo un documento oficial lo comprueba, sin que el papel plastificado sepa realmente la identidad del ser que la porta.

Esta bitácora empezó desde el día que me pidieron colaborar para un semanario español que trata temas de cooperación, ayuda humanitaria y desarrollo humano, con una mirada, la mía, de lo que estaba sucediendo en los países del Sur (especialmente en Ecuador). Así durante casi seis meses, haciendo copy - paste, desde septiembre del 2007, todos los posts tenían una carga política, ideológica y solidaria (habría que añadirle aquí: muchas veces de denuncia). Entonces pensé que para la causa el mejor título era: “Un granito de arena”, que definitivamente también es una excusa para mi condición de sentimental con ciertos aires de cursi, un sentimental como aquel portero de edificio, que se imaginaba familias con mujeres ideales tan solo por escuchar sus voces, del cuento de los montevideanos de Benedetti, La familia Iriarte: Porque yo soy definidamente un sentimental. A veces me lo reprocho, me digo que hoy en día vale más ser egoísta y calculador, pero de nada sirve. Voy al cine, me trago una de esas cursilerías mexicanas con hijos naturales y pobres viejecitas; comprendo, sin lugar a dudas, que es idiota, y, sin embargo, no pue­do evitar que se me haga un nudo en la garganta...


Un sentimental que se conmueve viendo I am Sam mientras una voz femenina canta Black bird y que en esta metamorfosis, causada por el caos, inundaciones y otras catástrofes, expresadas en publicaciones de cine, viajes, libros y anécdotas que nada tienen que ver con la cooperación, ayuda humanitaria y desarrollo humano, que poco a poco va teniendo este blog, un esclavo totalmente a sus servicios, le ha cambiado el nombre a esta bitácora sin saber si a uno menos cursi del que antes tenía, pero lo que si sabe, es que es tan sentimental que prefiere a Fito antes que a Charly y por eso me gusta estar al lado del camino, fumando el humo mientras todo pasa. Me gusta abrir los ojos y estar vivo, tener que vérmelas con la resaca...

PD: El post en un principio surgió como una excusa para recordar el cuento de Benedetti pero mutó, aunque no está ni a los talones de la analogía, como aquel cuento de Fantanarrosa donde los personajes no sabían que hacer, cuento que se lo puede encontrar por acá. Ah, por cierto el de Benedetti, para el que lo quiera disfrutar, está más acá.

20 de diciembre de 2008

Lanarquismo

Ese anarquismo de los linyeras, clochards y vagabundos que recorren el mundo sin preocupación alguna siempre me ha generado simpatía y algo de envidia por aquellos nómadas que si pueden llevar ese estilo de vida tan lejano de la american way of life y que se ha transmutado también, para no marcharse, a la ecuatoriana. Un par de semanas atrás en el blog de la tan odiada y amada “chica cosmo”, en uno de sus posts, mencionó una frase de Baulkin que hace mucho no me venía a la memoria: "No todo socialista es anarquista, pero todo anarquista es socialista". Por cuestión de tiempo no pude comentarlo, pero eso del anarquismo y socialismo quedó vagando en esa caja que está encima de la cejas y ahora que recuerdo, Sabato en Abaddón El Exterminador tiene un espacio dedicado para lanarquismo de las Pampas gauchas.

¡La gran puta! Si habría lanarquismo… /¿Lanarquismo?/ Si, Nacho. Lanarquismo./ ¿Y qué es eso?.../ Ya te dije que al año 18, justo cuando terminó la guerra, yo pionaba la estancia de Don Jacinto. Junto con Custodio Medina pionaba. Entonce llegó Luvi. ¿Sentiste hablar de lo linyera, no?/ ¿Linyera?/ Sabían vení de muy lejo, con latadito a la espalda. Caminando por la vía del ferrocarril, y despué por lo camino. Venían a la estancia y siempre había comida y un catre pa lo linyera, esa é la verdad./ ¿Pero entonces eran peones, como vos o Medina?/ No señó, no eran pione. Lo linyera eran linyera, no pione. Lo pione eran conchabando pa trabajá./ ¿Conchabado?/ Pero sí, sonso. Trabajabamó pa ganá dinero, comprendé./ ¿Y los linyeras no trabajaban?./ Si que trabajaban, pero no pa ganá dinero. Nadie lo obligaba…/ Lo linyera eran libre como lo pájaro, ¿entendé? Venían a la estancia, hacían algún trabajito si querían y despué se iban como habían venido. Lo estoy viendo como hoy, cuando Luvi había guardado toda su cosita y había hecho latado pa irse. Don Busto, el mayordomo, le dijo que si se quería quedá aquí, amigo Luví, tiene trabajo si quiere. Pero Luvi dijo no don Busto, se lo agradezco pero tengo que seguí viaje./ ¿Tenía que seguir de viaje? ¿Adónde?./ ¿Cómo adónde? ¿No te acabo de decí que lo linyera eran como lo pájaro? ¿Adónde van lo pájaro? ¿Lo sabés vó?./ No./ Aí tené lo que te digo, sonso…/Me parece que lostoy viendo. Alto y flaco con su barba casi colorada y lojo azule clarito. Con latado al hombro. No quedamo todo viendo como siba entre la casuarina, y despué al camino. Quién sabe adónde…/ ¿Y no lo viste nunca más?./ Nunca má. Vaya a sabé si ha muerto./ ¿Qué nombre raro Luvi, no?/ Si nombre destranjero. Era alemán o italiano, pero no sé, porque no era italiano como mi padre. Decía que era de una parte rara, que ahora no sé. Luvi. Eso é. Vino, hizo algún trabajido de mecánico, arregló uno motore, algo en una trilladora. Sabía de todo. Y de noche, al galpón de lo pione esplicaba lanarquismo./ ¿Lanarquismo?/ Si, leía un librito que tenía y esplicaba./ ¿Y qué es lanarquismo, Carlucho?.../Te voy a hacé una pregunta, Nacho. Atendé bien./ Sí./ ¿Quién hizo la tierra, lo árbole, lo río, la nube, el sol?/ Dios…/ Muy bie. Entonce, ¿por qué uno poco tienen que apoderarse de la tierra y lotro tenemo que trabajar de pione? ¿De dónde sacaron ese campo? ¿Lo fabricaron ello?.../Ahora yo te pregunto que pasaría si mañana desaparecería lo patrone. Lo patrone no siembran el maí ni el trigo ni hacen lo zapato ni la casa, ni levantan la cosecha…/ Nada – respondio sorprendido. Nacho de la enormidad. – No pasaría nada…/ Todo está a mano de lo patronal. Por eso lo pobre estamo esclavizao…/ Si nosotro lo pobre no apoderamo la tierra y de la máquina y de lorno de ladrillo, podemó fabricá zapato y levantá construccione, y sembrá y cosechá, porque pa eso tenemo lo brazo. Y no habería pobreza ni esclavitú. Ni enfermedá y todo podríamo ir a la escuela…/ A cada uno lo que precisa. Pero nada má que lo que precisa…/ El dinero é un pedazo e papel. Y sucio, lleno de microbio…/¿Y si el gobierno no quiere?/ ¿Gobierno? ¿Pa qué necesitamo gobierno?...



PD: Este post no es por el asunto del comunismo (me gusta tener laptop y comprar los libros que quiera, aunque reconozco las graves injusticias de la propiedad privada), solo se trata de una sabatiana afirmación de lo dicho por la bloggera que no pude comentar pero que me recordó este párrafo de Abaddón.

19 de diciembre de 2008

Verde hipocresía

Es innegable que el viejo panzón escandinavo que reside en el Polo Norte le está ganando la partida, en el mundo occidental, al niño nacido en un pesebre con mensaje de humildad y amor. De cualquier evento que represente las convicciones, anhelos o preocupaciones de las personas se puede obtener rentabilidad, esto los grandes empresarios lo tienen claro, y así como la navidad está en venta: empresas distribuidoras y productoras, para seguir ganando consumidores o generar confianza y aceptación, también comercializan la idea, gracias a la publicidad en los medios, de ser entidades socialmente y ambientalmente responsables.

"Creo muchísimo en la responsabilidad corporativa porque es justa y rentable" decía Francisco González, presidente de BBVA (banco español). A lo de la rentabilidad, además de la aceptación de la empresa y el ganar más consumidores, también debería sumárseles la sensación que le dan a sus clientes de que están comprando productos que no causan daño al medio ambiente o no traen repercusiones a las personas que los elaboraron. Claro que en esto de lo socialmente y ambientalmente responsable existe una brecha entre ser y aparentar ser una entidad con estas características, y el abismo parecería acrecentarse, como nos dice Rodrigo Fernández Miranda para un artículo de la Revista Pueblos, según el sector de la economía y la cantidad de países en los que una de estas compañías está presente.

Los sectores energéticos y de transporte son los que más invierten en este cambio de look, utilizando tácticas como el falseamiento y ocultamiento de información, y el brindarle bondades ecológicas a sus productos (también debería añadirse las autocertificaciones), que genera esa sensación filantrópica que tan buenos réditos financieros trae. Pero analizando más a fondo este fenómeno caritativo, se puede apreciar que un mínimo de estas acciones promovidas hacen referencia a cambiar nuestros actuales modelos de consumo, como el reducir el número de vehículos por ciudad o desistir del uso de combustibles fósiles. Lo mismo pasa con la venta de productos comestibles considerados ecológicos o con sellos sociales (fair trade), donde empresas como Wal – Mart, en la lista negra de inversiones del Gobierno noruego por no cumplir con mínimos de la legislación laboral, los promociona; u otros grandes supermercados que se jactan de tener en estanterías el 10% de sus productos con alguna certificación social, pero el 90% restante tiene dudosa procedencia.


En Ecuador aún no está en boga el consumo de productos con sellos ecológicos y sociales, los cuales si se utilizan para concienciar a las personas a que sepan de donde vienen sus compras y mejoran el bienestar de vida de los productores, deberían ser incentivados de innumerables modos (la Feria del comercio justo en el Parque de La mujer en Quito, o las promovidas por el Ministerio de Inclusión y Desarrollo social); ni los vehículos con atractivos ecológicos; pero lo que si nos quieren promocionar arduamente es el concepto de "minería sustentable". Un ejemplo podemos encontrarlo en la revista Terra incógnita, en su número de julio del 2008 con la empresa ECSA que nos promete $ 2.5 millones para rehabilitar la cordillera del Cóndor después de que concluya el proceso de extracción, que en realidad costaría más de $ 1.75 mil millones, o Ascendant Cooper que pretendía ganarse a las comunidades de Intag, Cotopaxi construyendo escuelas y universidades, pero cuando los comuneros se negaron la empresa no tuvo más remedios que recurrir a viejos trucos como el uso grupos paramilitares o la compra de tierras para separarlos.

Innumerable cantidad de quejas hubo con los "plenos poderes" de la Asamblea Constituyente, pero nada decimos de las empresas que actúan igual por no existir fuertes legislaciones que las controlen, siendo su único límite la voluntariedad de la Responsabilidad Social (sin olvidar a las firmas comerciales que no la aplican y distribuyen fertilizantes como el Mancozeb que es prohibido en EUA, pero es utilizado en Pueblo Viejo, Los Ríos con nefastos resultados para la población). Son solo negocios, ya saben, como dirían los veteranos de Pink Floyd al ritmo de máquinas registradoras: Money, its a gas/ Grab that cash with both hands and make a stash./ New car, caviar, four star daydream…


15 de diciembre de 2008

Trip sin ballenas

15 días atrás, hace 360 horas (esto fue escrito el viernes), gracias al llamado de un pana, Daniel, quedo cordialmente invitado a una travesía hacia Puerto López – Manabí que empezó el día sábado 29 de noviembre a las 4 A.M. y terminó el día domingo 30 a las 5 P.M. Aquel viaje de cerca de 36 horas está guardado en mi cabeza como una alucinación. Alucinación porque en todo ese recorrido, que empezó con 240 minutos de trayecto el viernes desde Cuenca a Guayaquil (deleitándome con la monotonía del Cajas durante la mañana y mediodía, mi droga predilecta), tan solo, gracias a mi espíritu noctámbulo, tuve cinco horas de pesado y angustioso descanso. ¿Vacaciones? Es clásico que en estos road trips uno llegue muerto al inicio de semana.


La herramienta para este trabajo (¡vaya dichoso camello!) era un Daihatsu de color azul, tunning of course, de propiedad del apresurado de Pablo, peruano al cual siempre le repito como diría Fito: Nos vamo´ al Perú, guevón, aunque para esta ocasión concordaba armoniosamente la lírica de: Se me hacía tarde y ya me iba/siempre se hace tarde en la ciudad… y a rodar, a rodar, a rodar mi vida…; los ocupantes eran tres panas desde colegio y uno de ellos con serias femeninas influencias en Puerto López, influencias gracias a las cuales la invitación era con hospedaje gratis. Así partimos con una hora de retraso (a las 5 A.M.) del famoso reducto de Pelucolandia tomando la vía que une Samborondón con Pascuales. En aquel instante el carretero estaba completamente muerto, a excepción de los camioneros, aquellos privilegiados noctámbulos, contra quienes, por sus abusivos vehículos, jamás uno podrá competir. Nobol era un montón de luces con vagas sombras que deambulaban por las poco transitadas vías, y la novel y marketeada beata de Narcisa, sumisa ante la parsimonia de la escena, no nos dio bendición alguna mientras nos dirigíamos hacia tierras manabas.

Una vez que dejamos la natal provincia del Guayas (lo supimos gracias a un arco con esculturas de montubios, atractivas mujeres, Alfaro, Velasco Ibarra y pescadores, que nos dio la bienvenida a Manabí), el sol también decidió acompañarnos, al principio tímidamente (típico de él a las 6 de la mañana). Nos detuvimos a desayunar en un solitario local camino hacia La Cadena donde el plato recomendado era el bollo de albacora, al cual lo acompañe con una suculenta humita y un café para este sistema nervioso adicto a la cafeína. Al regresar al camino (por cierto, otro auto con el resto de extraños nos acompañaba) se eligió las melodías que serían el cuarto ocupante del tuneado Daihatsu, llegando al consenso (siempre en democracia) que lo mejor para el rato era música para volar, así que aquellos parlantes con ventajas, que desconozco, estereofónicas empezaron a entonar, Tengo mal de alturas y aquí vuelan pájaros de oro sí me maree es por devoción, y yo, prefiero seguir tus pasos…, aunque para estos ambientes costeros también pegaba bastante la siempre pejagosa I don´t practice santería…, de los simpáticos de Sublime. Haciendo aquí un paréntesis, recomiendo a todo persona o grupete de amigos que vayan a Manabí, utilicen como medio de transporte un camión, porque la carretera es lo más parecido a estar en la luna, con un centenar de cráteres que pondrán en aprietos al conductor más avezado. Pero entre estas abruptas e irregulares vías se iban presentando polvorosos pueblos con casitas de cañas (de esas que aun mantienen pintadas sus fachadas con: Raye todo 6) y montubios a caballo al lado del camino (otra de Fito) que permitían olvidar el lejano tumulto citadino. Minutos después, ese finito paisaje poco a poco desapareció para dar paso a la verde selva manaba.


En la selva manaba casi todo lo inventado por el hombre muere, el más claro ejemplo fue adiós a Movistar, que nos hubiera sido muy útil cuando, debido a los aviesos baches, una de las llantas se ponchó y estuvimos una hora varados porque el babieco de Pablo se había olvidado de llevar la tan famosa y urgente gata. El problema fue superado gracias a una gentil familia que se transportaba en una camioneta y nos facilitaron todos los implementos, incluyendo la mano de obra, para realizar dichas operaciones. Continuamos el recorrido hasta que al fin se presentó el sublime mar, demarcándonos la entranda en territorio de pescadores, que huía y volvía para terminar el paisaje. Pasando Puerto Cayo, un túnel de bosques y el Parque Machalilla llegamos a Puerto López, donde lo primero que hicimos fue complacer nuestro estómago con un cebiche de pescado (el primer cebiche de pescado con maní que he saboreado).

Ya al tocar nuestros pies la caliente arena (suerte de sol en noviembre) y después de apreciar las labores de los pescadores y los trofeos que estos traían del océano (algo parecido a el éxtasis de Hemingway en Cabo Blanco – Perú) el grupo de extraños y amigos de colegio nos dirigimos también hacia altamar en un bote cortesía de las femeninas influencias de Daniel. Ahí un poco de práctica de Snorkel (con la cerveza encima, no haber dormido por cerca de 36 horas y sin almorzar, ahora que lo pienso, parece una irresponsabilidad de padres aquello que hicimos), con la consecuente observación de peces y manta rayas, visitar un par de islas, practicar kayak, las fotos de rigor y tostarse la piel.


Una vez tocamos tierra, el siguiente punto era ver la caída del sol en Salango con el último esfuerzo porque el cuerpo ya no daba más. Acto seguido en el hotel, una cama al azar y dos horas de plácido sueño hasta que nos levantaron para la obligatoria juerga nocturna, que estaría acompañada con la siempre fiel resaca mañanera. Vodka, cervezas, una fogota y agradables conversaciones de cine provocaron que la mayoría de los presentes se olvidaran del hotel y decidieran hacerse un lugar para acostarse entre la arena. El cielo tornándose celeste y dejando su nefasta para estimulante oscuridad nos alentaba a que nos arrastrasemos hacia aquellas cabañas previamente preparadas para el descanso corporal.

Fueron tan solo tres horas de descanso corporal y al día siguiente a las 9 A.M ya nos encontrábamos desayunando bolones y dirigiéndonos hacia al Parque Machalilla, otra vez recorriendo ese túnel de árboles. La playa del dichoso parque sirve de nido para las tortugas, jaibas, cangrejos y otros crustáceos, reptiles, moluscos y peces, por lo cual el buceo era digno de Jacques Costeau. Pasaron rápidamente las 8 horas y la hora de partir hacia Guayaquil era ya inminente. Se decidió a última hora que el regreso sería por la Ruta del Sol, lo que volvió un verdadero manjar para la vista este trayecto. Por Manabí el océano desapareció ni bien salimos de Puerto López, para después transportarte una vez más a esa selva verde de oscuros secretos, y regresa en el límite con la novísima provincia de Santa Elena, a unos balnearios llamados La Estancia y Las Nuñez, en los que decidí asentarme en algún momento y pasar ahí mi escasa y futura vejez.




Dejando aquellas tierras donde crece una palma alta y esbelta con hojas anchas y largas, verde claro (como señala Joaquín Martínez Amador en uno de los más didácticos libros para adultos de historia ecuatoriana, Los caminos del tiempo) y que son tierras violentas y generosas, tiernas y brutales, cachorreras y solemnes (en palabras de Donoso Pareja), el sol poco a poco decaía viéndose vencido ante las tinieblas que iban dominando este lado del hemisferio. Ahí una vez más estaba la tan familiar arena de Montañita, Manglaralto, Puerto Bolívar, Ayangue, San Pedro y las de recuerdo de la niñez, San Pablo y Punta Blanca. En San Pablo la cena fue un chicharrón de pescado, con un partido de vóley playero mientras esperábamos que lo prepararan, y ya con el estómago lleno y complacido, de vuelta a Guayaquil esperando algún día repetirlo pero por otros tramos aún no conocidos o por el mismo pero ahora con la compañía de los gigantes cachalotes que pasan su vacaciones por estos rumbos y otras influencias femeninas con iguales recursos.

PD: El regreso a Cuenca desde Guayaquil no fue por el embriagante Cajas sino por la abyecta y llena de paradas, vía Guayaquil – Azogues…

14 de diciembre de 2008

Reglas tácitas

Los árbitros en el fútbol tienen una regla tácita (no está escrita en ningún lado) que todos cumplen y dice más o menos así: Agarrón en el área jamás será cobrado penal (así el referí les advierta una y otra vez a los jugadores), pero fuera de las 18 yardas será sancionado como falta.

En la economía también existe distinción a la hora de hacer cumplir las reglas. Uno como individuo puede estar altamente endeudado y el Estado difícilmente vendrá a pagar tus cuentas; pero si eres un CEO o accionista de alguna gran empresa en apuros, no tienes porque angustiarte, el Estado estará ahí para salvarte con la vieja y efectiva fórmula: socializamos las pérdidas (pero las ganancias siempre serán privadas).


Y esta ley de que los grandes siempre son rescatados se cumple a carta cabal.

Así queda como una gran mentira aquello de la “independencia de los bancos centrales”, porque con los salvatajes y planes de reactivación económica en los Estados Unidos y los países europeos podemos apreciar, con lujo de detalles, como estas instituciones nacionales han seguido subordinadas a los necesitados de capital financiero.

Y los únicos beneficiados, o por los menos ilesos a esta debacle financiera, han sido aquellos que quebraron las instituciones ahora rescatadas con el dinero de todos los contribuyentes. Estos personajes salieron tranquilos por la puerta de atrás con sus estratosféricas indemnizaciones (golden parachutes).

El reportaje del diario EL PAIS de España: Culpables, millonarios e impunes, escrito por Ramón Muñoz, nos muestra como estos directivos y consejeros de las grandes corporaciones, además de sus grandes sueldos, planes de incentivos, vacaciones, jets de campos y clubs privados a costa de la empresa, han podido retirarse a descansar a sus hogares con grandes sumas de dinero. Las cinco mayores firmas de Wall Street (y casi todas estas salvadas por el Gobierno norteamericano): Merryl – Lynch, JP Morgan, Lehman Brothers, Bear Stearns y Citigroup han pagado más de tres mil millones de dólares en los últimos cinco años a sus ejecutivos.


Stanley O´Neill de Merryl - Lynch recibió 161 millones de dólares por salir de la firma una vez que fue absorbida y Charles Prince de Citigroup se llevó 40 millones de dólares por hacer lo mismo; algunos de los directivos de AIG se fueron a celebrar a Monarch Beach, con dinero público, que el Departamento del Tesoro Estadounidense había decido inyectar 85 mil millones de euros en sus arcas; y como estadística macro, mientras que en los últimos 10 años el salario de los empleados norteamericanos se ha incrementado en un 7%, los ingresos de los directivos han crecido en un 45% (esto gracias a la total libertad que se les daba para inflar los valores de las empresas. A alguno ejecutivos no se les pagaba un sueldo sino que sus incomes dependían del valor de la acción de la compañía, así se justifica la ambición de la gran mayoría).

El FBI ya ha abierto algunas actas de investigación pero hasta la fecha no existen indicios de sanciones contra los responsables, y lo más probable es que no pase nada; ¿o acaso fueron acusados de negligencia los directivos del FMI que acentuaron las crisis financieras en Rusia y los países asiáticos, o las calificadoras de riesgo que el mismo día que algunos bancos se declaraban en bancarrota daban puntajes “Triple A “ a estas instituciones financieras (y ahora debemos creerle la cifra de riesgo país que da para el Ecuador)? Ante esta cíclica impunidad nada más queda que citar a los sabios de Joaquín y Fito: llueve sobre mojado.

13 de diciembre de 2008

Who watch the watchmen

Definitivamente la experiencia de cuidar a niños tiene su toque bizarro, surrealista y psicodélico; cuando algún familiar (hermano, primo, cuñado, tío, etc.) te lo pide, uno ya está totalmente seguro que emprenderá un luminoso viaje donde las cosas parecen más transparentes y sencillas de lo que creíamos.

El día de ayer llegando del trabajo a mi actual hogar en Cuenca, en el instante en que meto la llave dentro de la cerradura para abrir aquella verde puerta de madera, se presenta Paula, la hija de mi primo, y mi dice: ¿Están mis tíos? (con quienes vivo), a lo cual contesto: Recién llego, pero si quieres sube. Nadie se encontraba en casa y como Paula no quería bajar a la de sus padres, aplico la más sencilla y enciendo esa caja negra de 32 pulgadas que destila pestilencias. ¿Cuál es tu canal favorito? la interrogo y ella me dice: Cartoon network, entonces con el uso de mi pulgar aparece un Edén infantil en dos dimensiones; y después de pensar cómo una niña a los cinco años puede ser tan femenina y delicada, y llegando a la conclusión que seguramente en el futuro será una desperate housewive, dirijo también mi mirada hacia el televisor.

De alguna u otra manera aparece aquel cruel roedor llamado Jerry y el iluso felino, Tom (ambos creados por el dúo dinámico: Hannah – Barbera hace más de cincuenta años) en el bosque, luchando juntos contra una ardilla que no les dejaba ni un metro cuadrado para vivir en ese inmenso terreno. Como es de imaginar, Tom fue el que recibió los golpes hasta que finalmente atrapan a la ardilla (que raramente es el único que habla de los tres, me imagino que su lengua es el esperanto) y esta les dice que no hay problema alguno en que ellos también vivan en el bosque, pero en el mismo instante aparece un bulldog arrasando, con una retroexcavadora u otro de esos dinosaurios fabricados por Caterpillar, los árboles que se encuentren por su camino, y al mismo tiempo gritando (algo parecido a esto): Fuera de mi camino en nombre del progreso, aquí se construirá una nueva carretera. Al ver amenazado su hogar: Tom, Jerry la ardilla deciden sabotear al canino en cada uno de sus intentos. Finalmente el perro se rinde y decide negociar. Estos le presentan el plano de cómo podría ser la carretera y acto seguido vemos la imagen de los tres compañeros almorzando en medio del ruido, mientras uno de ellos dice: Perdón por el ruido pero al progreso nadie lo puede detener, y al mismo tiempo apreciamos como la nueva carretera fue construida encima del bosque y millares de autos pasan por ella sin tocar árbol alguno.

Después de los comerciales aparecen Edgar & Ellen, una caricatura que nunca antes había visto. Los personajes principales son dos hermanos creados por algún fanático de Tim Burton, que a su vez fue un fanático de Edgar Allan Poe (Edgar & Ellen). Ambos con su pinta de góticos y freaks lo que menos desean es la popularidad y la admiración del resto de sus compañeros de escuela, sin dejar de ser simpáticos por estas razones. En el capítulo que vi ayer, los dos hermanos cometen un fraude en las elecciones escolares para que no gane Stephanie (o Wendy, o Cindy. Aquí no interesa el nombre sino saber que es la niña más popular de la escuela, una rubiecita de ojos brillantes); el plan consistía en llenar las urnas con el nombre de un estudiante que no existe, pero Ellen en un delirio de orgullo al ver su obra de arte, inconscientemente firma los papeles con su nombre, por lo que ella resulta ganadora de la elección. Al minuto de haber adquirido el poder podemos verla con un sombrero de Napoleón dando órdenes y cualquiera que la desobedezca será torturado. Así aparece su hermano atado en el jardín de la escuela junto a la niña popular, y ahí ambos deciden dar un golpe de Estado durante un acto en el cual Ellen, ahora portando un sombrero fascista, planea invadir el resto de las escuelas de la ciudad. El golpe de estado por supuesto que se lleva a cabo y todos sus compañeros le dicen a Ellen que no les gusta ser castigados por no pensar como ella. Stephanie es elegida como nueva presidente y en ese instante aparecen Edgar y Ellen también colgados, a manera de tortura, en el jardín de la escuela.

Con estas moralejas (la una ecologista y la otra a favor de la democracia) para niños (no recuerdo este tipo de caricaturas durante mi infancia), el escritor José Saramago vuelve a acertar en su cuento A flor máis grande do mundo al decirnos: ¿qué pasaría si las historias para niños fueran de lectura obligatoria para adultos? ¿Seríamos capaces de aprender lo que tanto tiempo venimos enseñando?





Esquirlas: Deje de ver El chavo porque detestaba cada vez que Doña Florinda golpeaba a Don Ramón. Lo mismo pasa con Bugs Bunny y el Coyote, y con Tom y Jerry/. El UNIVERSO estreno nueva página web pero los lectores aún no podemos comentar y debatir los editoriales/. Estos dos dibujos animados me parecen mayores ejemplos de libertad de expresión que ver a Marián quejándose de AUD por su protesta en contra de una reportera de su programa; o mantener los programas triple Z de CN3 (herencia de la familia Isaías) con ideología única. Y siempre los medios de comunicación cuando se vean amenazados nos responderán: El espectador podrá decidir qué es lo que quiere ver. A ese burdo cuento, sus representantes, para agregar una gota de sinceridad, deberían añadirle: Pero nosotros decidimos que transmitir. Y ya que estamos hablando de comics, uno de mis favoritos dice: Who watch the watchmen? (¿Quién vigila a los vigilantes?) Eso deberíamos preguntarnos de los padres de la libertad de expresión/. No me he olvidado de Ricardo Antón pero creo que muchos lo han opinado mejor...

8 de diciembre de 2008

SELECCIONES (pero no las de Reader´s Digest)

En materia de lecturas nunca he tenido ideología alguna (esto se limita a leer y no a aplicar). Al correo electrónico diariamente me llega el boletín de la revista América Economía, así como el de Amazonía por la Vida y su campaña por salvar el Yasuní. Leo frecuénteme el IEEP (instituto liberal), y de igual manera la Revista Pueblos o Ecuador Debate (ambas inclinadas a la izquierda). Deshecho lo que no me gusta pero siempre después de haberlo analizado (Juan Torres López, un profesor que tuve en España, me comentaba e invitaba a apreciar la belleza y practicidad de los escritores de derecha, aunque estos podían estar equivocados), nunca prejuzgándolo, de esta forma se pueden valorar ciertas aspectos del diario El Telégrafo, como continuo, pese a sus cambios, comprando EL UNIVERSO. Esto se da igualmente a la hora de escoger libros u otros documentos para pasar el rato.

Varios ejemplos más tengo por ahí, revoloteándose en mi cabeza, pero ahora no los recuerdo. Así que me quedo con uno que tiene un alto potencial y en el cual en algún rato me gustaría participar:

Desde hace algún tiempo, vengo degustando una revista editada en Quito llamada Ecuador Terra Incógnita. Los textos son de tipo ecológico con una pisca de urbanismo. Son para personas con un paladar por lo silvestre, natural, amantes del caminar, hablar con desconocidos, aburridos de los fines de semana de las grandes ciudades, y con cierta conciencia ambiental. Aunque en su mayoría los artículos están escritos por biólogos (lo que a veces los hace demasiado técnicos y poco líricos), traen recuerdos de momentos que en otros tiempos uno también los ha vivido, o invitan a aventurarse en territorios desconocidos pero que están solo a unos pocos cientos de kilómetros de distancia.

Imaginando que los reportajes nuevos son más fáciles de encontrar, por ahora dejo unos retazos de ediciones del 2005.

Extracto de: Los anfibios en el pensamiento ecuatoriano, por Diego Lombeida. Artículo publicador en la edición No. 33 de enero – febrero del 2005.
(Leyenda de la tribu Siona que habita en el Oriente ecuatoriano).

Hace mucho tiempo vivió un siona que cazaba obsesivamente sapitos para comérselos. Dondequiera que cantasen, allí iba él a matarlos. Finalmente no quedó ninguno y se hizo el silencio.
Pero sucedió que un día el cielo se nubló repentinamente mientras un terrible viento se levantaba. Con esta tormenta llegó la madre de todos los sapos, buscó al hombre y lo derribó para posarse en su hombre, donde luego se enraizó.
La presencia de esta batracia le ponía el cuerpo y la ropa amarillos y con un hedor insoportable. Así tuvo que sufrir este hombre por mucho tiempo hasta que un día se le ocurrió una idea para obtener su libertad:
Primero buscó una palma de coco a orillas de un río y, cuando la halló, le pidió a la mama sapa que se bajara un momento para que él pudiera trepar y recoger cocos, pues tenía mucha hambre. A ella le dio pena y accedió, solo para ver cómo, en el instante mismo de bajarse, el hombre saltaba al agua y escapaba.
El siona se creyó libre de problemas. Pero nuevamente se levantó una tempestad, solo que esta vez llegaron muchos sapitos y la mama sapa se acercó al hombre y le dijo: “Vengo a llevármelo porque ahora usted va a ser mi marido”. Cuando la tempestad cesó, el cazador de sapos había desaparecido y se dice que desde entonces los sapitos volvieron a cantar de felicidad...

Extracto de: El nuevo paisaje esmeraldeño, por Karina Paredes. Artículo publicador en la edición No. 37 de septiembre – octubre del 2005.

(Las consecuencias del negocio de las plantaciones de eucalipto en los bosques de Esmeraldas).

Viajar a Esmeraldas siempre fue un encuentro con lo voluptuoso: el cálido clima, la deliciosa comida, su gente bullanguera y activa, la exuberancia de su vegetación, los tibios ríos con los que el cuerpo puedo comulgar, la playa... ECUAPACIFIC empezó a adquirir terrenos mejorando ostensiblemente el precio de la oferta local, con lo cual muchos campesinos se sintieron tentados a abandonar sus añejas propiedades dedicadas a la ganadería o a la agricultura, cansados de las constantes pérdidas económicas ocasionadas por la dificultad de transportar sus productos y el poco apoyo crediticio que recibían, o muchas veces confundidos por la posibilidad de tener en manos cantidades importantes de dinero y retirarse a vivir con acomodo a la ciudad (un sueño, que desgraciadamente, termina en una incómoda pesadilla). Los pequeños propietarios que no quisieron vender en ese entonces se ven presionados constantemente, pues sus terrenos poco a poco han sido rodeados por las plantaciones de eucaliptos y su paso hacia las fuentes de agua o a los caminos que necesitan utilizar, y a los que antes tenían libre acceso, ahora restringido... Las constantes fumigaciones que se requieren para mantener el antiecológico modelo de monocultivo ya han afectado la salud de estos ríos y consecuentemente de los habitantes que consumen esta agua y la utilizan en sus tareas domésticas... La disminución de la biodiversidad en el lugar, pues los eucaliptos no están adaptados al sistema donde han sido introducidos, y no han establecido lazos con otras especies vegetales y animales, a las que terminan por desplazar, razón por la que sus plantaciones son como desiertos verdes...

Extracto de: Redescubriendo Riobamba, por Diego Tirira. Artículo publicador en la edición No. 34 de marzo - abril del 2005.

(Relato de un riobambeño que vuelve después de varios años a su ciudad natal).

Eran años donde no había fútbol profesional en Riobamba: el equipo de la ciudad, el Olmedo, más que un ídolo de multitudes por sus campañas deportivas, era un compañero silencioso del paso de la ciudad, ya que desde su fundación como club deportivo desde 1919, convivía con sus habitantes, aunque muy pocos lo habían visto jugar un partido oficial.
Despertar con un cielo despejado, rodeado con cinco montañas cubiertas de nieve, era lo cotidiano. Contemplar desde la terraza de la casa de mis padres las tres cumbres del Chimborazo o la caldera de Altar era tan normal como la llegada del día o la noche. El frío de Riobamba, en especial a primeras horas de la mañana, cuando caminaba con mochila al hombro rumbo al colegio, era parte de mi vida.
En aquellos años, visitar alguno de los mercado de la ciudad un día sábado cualquiera no me despertaba más admiración que la conglomeración de gente y sus quejas por los precios altos... En busca de aquellos detalles que nunca antes vi, escogí un sábado para recorrer la ciudad, a sabiendas que en este día se revive una de las mayores tradiciones de Riobamba, y su población se duplica, ya que llegan decenas de miles de indígenas de las comunidades cercanas a la feria que se organiza en todos los mercados de la ciudad; vienen con el afán de vender sus productos, comprar artículos que les sean necesarios, e incluso en algunos sitios, todavía a practicar el ancestral trueque.
A temprana hora decidí empezar por el mercado de La Merced, en el centro de la ciudad. Mi objetivo era disfrutar de un vaso de jugo enfriado con el hielo del Chimborazo, una larga tradición de la cuál nunca fue partícipe y que ahora se la ha limitado a dos o tres expendedores. No fue difícil encontrar uno de los sitios “sobrevivientes”. Un bloque de hielo algo irregular, de unos 40 centímetros por lado, todavía envuelto en paja de páramo, reposaba a vista del público sobre una pequeña mesa de madera colocando en un tiesto construido con viejas llantas de camión.
Me acerqué a la propietaria del local y le solicité un vaso grande de jugo de frutilla, otra tradición del mercado de La Merced, recalcándole que lo quería con hielo del Chimborazo. “Y con que otro hielo más le voy a dar pes mi varón”, me respondió...

Se recomiendan estas SELECCIONES, que nada tienen que ver con las cursis del Reader´s Digest, acompañadas con el paisaje desde la ventana de un bus perdido entre valles y montañas de la serranía, descansando en alguna cascada del Oriente o con una cerveza (el coctel o bebida es a gusto personal) en cualquier playa de la costa y región insular ecuatoriana.

5 de diciembre de 2008

Mentores

Cuando se estudia, como carrera universitaria, administración de empresas, desde los primeros años uno se verá sumergido en un mundo lleno de modelitos de competencia perfecta donde el paro y la inflación no existen y si lo hay esto es culpa de los altos salarios de los empleados. Con un batallón de profesores del tipo Manuel Gómez Lecaro (columnista de diario EL UNIVERSO), que nunca te demuestran o argumentan sus ideas económicas, sino te piden confiar ciegamente en lo que ellos te enseñan porque de la misma forma alguien se lo transmitió a ellos y seguramente otro lo escribió, diciéndote que el libre comercio y la firma de un TLC es la panacea de la humanidad. Lanzándonos así porque sí, sin discusiones previas, sin consensos y sin medir impactos, a este ideal construido por algunos economistas con gusto banal por la palabra libre, a diferencia del famoso Freedom del scotch William Wallace.

Algo de esto y un poco de aquello que dice que la competencia es el más alto valor de la raza humana, es una pequeña radiografía de mis cinco años de paso por la Universidad Santa María en Guayaquil. Sumándole también el buscar siempre el máximo ROA, el VAN en el menor tiempo posible, una empresa basada en el Totally Quality managament, las economías a escala para los bajos costos y otros conceptos más que completaron mi capitalista educación...

Nunca pude descifrar como estos noveles catedráticos pretendían que los alumnos se tragaran eso de la competencia perfecta y el autoequilibrio de los mercados. Esos fueron tiempos de inquietudes y decepciones, pero por suerte, justo antes de terminar mi educación y queriendo salvar la decisión de haber estudiado administración, pretendí hacer una tesis sobre un tema más cooperativo - solidario y menos competitivo. Así acompañado del marco teórico y estado del arte para trabajar académicamente los impactos del comercio justo en los agricultores, conocí a mi director de tesis, Anastasio Gallego.

Anastasio es el rector de la universidad, tiene la pinta del enanito gruñon. Anastasio vino 30 años atrás desde España, como cura trabajó con Leonidas Proaño por los Andes, hasta que un día conoció a una costeña y se escapó con ella para dejar descendencia. Ahí murió su pasión clerical. Ha apoyado también proyectos en varias comunidades de pescadores por la península de Santa Elena y Manabí, estuvo en el Consejo que creó el Seguro Social Campesino (mil veces mejor que el IESS), fue asesor de Alberto Acosta cuando este estuvo en el Ministerio de Energía. En un tiempo en que estaba cansado de aprender de Porter, Samuelson o Kotler; Anastasio fue el que me mostró a Krugman, Stiglitz, Amartya Sen y otros grandes; me consiguió una beca para estudiar desarrollo humano en tierras andaluzas; y me introdujó en un análisis de los problemas y posibles soluciones de la sociedad, que muchas veces no tienen que ver con un alto índice de rentabilidad y bajos costos.

Siempre he tratado, debido a mi maldito carácter introvertido, de ser un autodidácta del tipo prueba – error, pero un mentor, y sobretodo si es un humanista e idealista como Anastasio, es la mayor educación que recibí.
PD: Hace un par de semanas creí que Anastasio empezaba a escibir en diario El Telégrafo, cuando leí un artículo de él sobre la gratuidad de la educación superior. Lástima que fue única ocasión. Porsiaca el link acá.

Cuando esté por Guayaquil espero poner una foto con Anastasio y tomarnos un café acompañado de intoxicantes pero refrescantes conversaciones. Acá lo dejo en su cargo de rector de la USM.

4 de diciembre de 2008

Noctámbulos

María Laura tiene 26 o 27 años (no recuerdo). Ella es misionera, a sus 21 años fue candidata a “Señorita Selva Amazónica”, aunque con su metro cincuentayalgo y su cuerpo de quinceañera, escaso de curvas amazónicas, no creo que haya deslumbrado a un jurado que lo único que premiaba era la carne y el libido que ella como selvática mujer debería despertar; actualmente reside en Buenos Aires. Inti tiene la misma edad pero es uruguayo de Rocha, ferviente hincha del Rocha Fútbol Club (Rochita como él lo llama). Biólogo, adicto al cannabis y con un léxico sumamente difícil de entender. Vía mail me acabo de enterar que ahora María Laura e Inti son pareja, una pareja con un alto gasto telefónico y varios kilómetros de recorrido para seguidamente visitarse y así no olvidarse de sus rostros.


Cuando estudiaba en España, hace casi un año, en un pequeño lugar de Andalucía (a una hora de Sevilla) llamado La Rábida, en El claustro, como nosotros llamábamos al antiguo monasterio que ahora sirve como residencia universitaria, junto a este par y Peter (rockero guatemalteco, que odia a Arjona y está secretamente enamorado de Rigoberta Menchú) formábamos una especie de club de noctámbulos que rondaba todas las noches el siniestro edificio. Una botella de jerez, yoga, juegos de cartas y películas, primordialmente, era los que nos permitía tener algo que hacer hasta casi el amanecer.

Siempre he sido uno de esos noctámbulos que piensan que dormir es una perdida de tiempo, solitario entre noche y noche la mayoría de ocasiones, y allá en España, tan lejos de casa, fue la única vez que tuve un grupo de desvele. El viernes pasado, durante otra noche de largas y exageradas horas, previo a un viaje hacia Puerto López que empezaba a las cinco, decidí compartir tiempo con el mayor de los noctámbulos, Travis Bickle. Travis Bickle es una creación de Paul Schader tras ser abandonado por su mujer y ser echado de su casa. Paul en este periodo recorrió un camino que incluía la pornografía, el alcohol y un bizarro gusto por las armas. Así nació Travis que es el personaje principal de Taxi driver, guión de Paul Schader (Mishima y Afliction) y dirigida por el demente de Martín Scorsese.

Al pensar y respirar cine, siempre he tenido un dilema sobre lo que es más importante: El guión o la dirección. Aún no lo descubro pero sé que cuando ambos son notables, somos testigos de la perfección. La película esta ambientada al final de la época de los 70, en el derrumbe del sueño hippie, con un Robert De Niro en el papel de un ex marine recién llegado de Vietnam y alienado de nuevo a la sociedad con un flamante trabajo de taxista. Travis no puede dormir por lo que va constantemente a cines pornográficos para pasar el rato y trabaja hasta doce horas del día en su taxi, embarcándonos en el asiento de atrás, con una música de ensueño gracias a Bernard Herrman (famoso por Psicosis) para un viaje por un New York lleno de putas, chulos, adictos y asesinos, donde a través de su diario, lo único que Travis puede decirnos es: Llegará una lluvia que se llevará toda esta mierda...


Y ahí entre bostezos y pupilas dilatadas a uno le llegan impresionantes imágenes de parejas en los cine porno, una Cybill Shepard que parece un ángel pero será el detonador de la locura de Travis, la escena donde Travis se disculpa por haberla llevada a un cine XXX a Cybill y Scorsesse abruptamente nos muestra un pasillo vacío, ¿simbolismo de lo que es Travis?, el comerciante que en la máxima expresión distorsionada del capitalismo vende armas y drogas como si estuviera negociando juguetes, Travis como una bomba a punto de explotar le pide un consejo a su compañero y este dice uno de los diálogos más estúpidos que debe existir en la historia del cine, la improvisación entre De Niro y Havey Keitel (Sr. Lobo en Pulp fiction), la aparición de Scorsese que pretende asesinar a su adultera esposa con una mágnum mata elefantes, una grandiosa Judi Foster que con 14 años, trabajando como prostituta (así como Sabato en sus libros se burla de los comunistas, anarquistas feministas y críticos, Scorsesse aquí se burla, con el personaje de Foster, de algunas mujeres que en aquel entonces creían que la liberación femenina únicamente consistía en escaparse de casa y prostituirse) tiene más presencia que en El silencio de los inocentes, y la infaltable: Are you talkin´to me?...

Taxi driver es el retrato de uno de esos locos que un día empiezan a dispararle a todo el mundo, es decir un perfecto hijo de la sociedad. Y eso es lo que tiene la película, que de alguna manera (por rechazo o soledad) el público entiende a Travis. Claro que en ese año prefirieron darle el Oscar a ese sueño americano llamado Rocky Balboa.

2 de diciembre de 2008

Como Alfonsina seguiremos ahí

Argentina tiene el tango, a Borges, Cortázar y Sabato, también el bife, el Perito Moreno y la Patagonia, buenas mujeres, alegres vinos y otro millar de anécdotas, paisajes y objetos dignos de culto que no podré conocer así me pierda en todo su interior cuando en algún rato vuelva por esas tierras. En definitiva un lugar al Sur para enamorarse. Pero en el fútbol no existe un romance con la nación gaucha, es más siempre deseo que pierda la selección contra cualquier otra nación, o que todos sus equipos (principalmente River Plate y Gimnasia de la Plata) nunca consigan un título y sean goleados por Peñarol, Sao Paulo, Colo – Colo, Barcelona y el resto de cuadros sudamericanos, europeos, asiáticos y africanos. Me alegro cada vez que Brasil le mete tres o cuatro cañazos a Abondanzieri o a Carrizo.



Explicando un poco esta xenofobia futbolera, esta no se debe a la envidia de una selección que cuando se propone, realmente juega bien, ni al carácter prepotente de algunos residentes gauchos que conozco por el Ecuador (mi padre es uno, santiagueño él, amante de la fiaca, la lectura, el vino de cartón e hincha de San Lorenzo), aunque admito que es un manjar ver como el orgullo se les va al suelo cada vez que pierden una final o son eliminados de algún torneo. Pero volviendo al tema del no disfrutar de los logros futbolísticos de la albiceleste, aunque la mitad de mi sangre lo es, el aborrecimiento se debe al carácter y personalidad de algunos de sus jugadores. No puedo creer que un canalla como Cambiasso sea convocado siempre y sea parte del alma de un equipo, tampoco mi cabeza puede entender como Heinze está ahí, además de otras actitudes de jugadores que se transmiten a la hinchada y son dignas de odio, rechazo y condena: El técnico de Boca Jrs. escupiéndole a un jugador de las Chivas del Guadalajara hace un par de años, la hinchada de Boca tirándole piedras y otros objetos a los jugadores del Cúcuta en las semifinales de la Libertadores del año pasado, Gimnasia de la Plata partiendo grotescamente a los jugadores de Colo – Colo que les estaban dando un baile en la Copa Sudamericana (por eso vos tripero puto, ahora queres ser campeón, pero vos no tenes los huevos que tiene el León). Y así hay ejemplos para todos los gustos, principalmente de racismo, para un millón de posts en un millón de blogs.

Sin embargo, aun queda un rayito de esperanza para mi relación con el balompié gaucho. Si fuera argentino, definitivamente Pincharrata de corazón, aunque a algunos hinchas les he escuchado: Pincha se nace, no se hace, pero espero que ellos acepten a un guayaquileño que desde hace algunos años se está enamorando de una institución que se negó a aceptar la imposición de doctrinas políticas en el 53, cuando los obligaron a repartir “la razón de mi vida”, escrita por Eva Perón y estuvieron dispuestos a descender de categoría por no acatar este disposición, la Bruja Verón marcando goles en el Old Trafford, la Brujita pudiendo jugar en cualquier club de Europa vuelve donde lo llama ese sentimiento y Caldera por siempre, que tiene una hinchada que hace temblar un estadio y canta hasta que la garganta de cada uno reviente, que los niños desde pequeños sienten el amor por la camiseta, que no son como Rosario que tiene muchos famosos seguidores del club como el Che, El Negro o Fito, pero Sabato es pincha desde hace más de 90 años y eso vale más que cualquier otra celebridad y lo principal, después de haber sido un equipo tan exitoso, los verdaderos pinchas estuvieron ahí por más de veinte años, esperando como Alfonsinas y el mar el regreso de un amor convertido en orgasmo que es verse campeones otra vez, un tocayo mio, El tecla es uno de sus máximos goleadores. Lo negativo: es el único cuadro argentino sin clásico, porque después del 7 - 0 con el Lobo, ya se sabe quien es el dueño de La Plata. Y ahora, después de 30 años vuelven una final internacional. Con ese sentimiento Pincha, no me importa que Barcelona (mi equipo de Ecuador y de infancia hasta la vejez) tenga que esperar un año más para llegar a lo más alto otra vez.

En un mundo donde magnates petroleros y primer ministros asiáticos compran clubes de fútbol para satisfacción personal, mercantilizando la pasión, ser hincha canario y que te guste el león es un lujo por partida doble.

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