28 de febrero de 2011

Buenas vibras

Calentamiento para el feriado...



I, I love the colorful clothes she wears
And the way the sunlight plays upon her hair
I hear the sound of a gentle word
On the wind that lifts her perfume through the air

I'm pickin' up good vibrations
She's giving me excitations
I'm pickin' up good vibrations
(Oom bop bop good vibrations)
She's giving me excitations
(Oom bop bop excitations)
Good good good good vibrations
(Oom bop bop)
She's giving me excitations
(Oom bop bop excitations)
Good good good good vibrations
(Oom bop bop)
She's giving me excitations
(Oom bop bop excitations)

Close my eyes
She's somehow closer now
Softly smile, I know she must be kind
When I look in her eyes
She goes with me to a blossom world

I'm pickin' up good vibrations
She's giving me excitations
I'm pickin' up good vibrations
(Oom bop bop good vibrations)
She's giving me excitations
(Oom bop bop excitations)
Good good good good vibrations
(Oom bop bop)
She's giving me excitations
(Oom bop bop excitations)
Good good good good vibrations
(Oom bop bop)
She's giving me excitations
(Oom bop bop excitations)

(Ahhhhhhh)
(Ah my my what elation)
I don't know where but she sends me there
(Ah my my what a sensation)
(Ah my my what elations)
(Ah my my what)

Gotta keep those lovin' good vibrations
A happenin' with her
Gotta keep those lovin' good vibrations
A happenin' with her
Gotta keep those lovin' good vibrations
A happenin'

Ahhhhhhhh
Good good good good vibrations
(Oom bop bop)
(I'm pickin' up good vibrations)
She's giving me excitations
(Oom bop bop)
(Excitations)
Good good good good vibrations
(Oom bop bop)
She's na na . . .

Na na na na na
Na na na
Na na na na na
Na na na
Do do do do do
Do do do
Do do do do do
Do do do

26 de febrero de 2011

I'm a psycho


Tengo una navaja con la hoja de sierra en el bolsillo de mi chaleco Valentino y estoy tentado a destripar a McDermott con ella allí mismo, en la entrada; podría rajarle la cara, romperle la columna vertebral. Pero finalmente Price nos hace señas con la mano de que entremos y la tentación de liquidar a McDermott queda remplazada por una extraña sensación de que vaya pasarlo bien, tomar champán, coquetear con una tía buena, encontrar algo que meterme por la nariz puede que hasta bailar algunos temas antiguos o esa nueva canción de Janet Jackson que me gusta.

...De Psicópata americano, Bret Easton Ellis

24 de febrero de 2011

Cuenk

Desesperado por salir de Guayaquil. Mucho tiempo en la misma tierra. La ciudad parece a punto de incendiarse. El sol quiere acabar con todo. Marcela me dice que en Cuenca se presentan los Aterciopelados, que podemos ir gratis. Ni idea que los colombiches andan por acá. No sé si creerle. Igual vamos. El pronóstico es un buen fin de semana. Suerte tener amigos con las mismas prioridades...

20 de febrero de 2011

Una de vaqueros (otra de los Coen)


De vez en cuando aparece un western, un género en terapia intensiva que se niega a morir. Alguna de Clint Eastwood y Sergio Leone por cultura general años atrás. Nada que me haya volado la cabeza. Esta generación no creció con historias de vaqueros y bandidos (Bonanza terminaba siendo ridícula, y no en buena forma al estilo El Quijote con las novelas de caballeros de la época); y sin embargo con True Grit (españolizada taquilleramente como Temple de acero) ya tengo una favorita por estos Oscar. Un remake que no es un remake sino la segunda adaptación de un relato de un autor que es clásico entre escritores. ¿Quién se podría atrever a profanar el trabajo que le dio a John Wayne su único Premio de la Academia? Los únicos tipos que no le tienen miedo a nada: Los Coen, quienes en esta aventura del Viejo Oeste han encontrado su trabajo más exitoso en recaudación.

Fargo, The Big Lebowsky, No country for old men, The Ladykillers, A serious man (la menospreciada comedia judía que, pienso, está en el Top 4 de su filmografía) y un par más son un recordatorio de la magnitud de la obra de los hermanos directores. En True Grit la calidad estaba asegurada desde el inicio. El éxito se debe a que los Coen agarran lo mejor a un género para añadirlo a su estilo, no únicamente vistiéndolas de época, a sus películas, sino convirtiéndolas en clásicos. Acá cuentan una historia de venganza: de la niña de 14 años, Mattie Ross (presenciando el nacimiento de una estrella con la actuación de Hailee Stenfield que es para sacarse el sombrero), que quiere hacer justicia contra el asesino de su padre (en la piel del siempre oportuno para una película de desierto, Josh Brolin), para lo que contrata a un sheriff viejo-gordo-y-borracho interpretado por un eterno cumplidor Jeff Bridges, y los acompaña un Ranger de Texas (Matt Damon), adentrándose en el árido paisaje de Arkansas; el cual es excelentemente captado a través de una notable dirección de fotografía. Una muestra de la vida del Viejo Oeste con firma(s) de autor(es).
En una entrevista Joel & Ethan mencionaban que para la nueva versión de True Grit su línea de acción no estuvo trazada de acuerdo a lo hecho por John Wayne en la primera película, sino siguieron íntegramente al relato de Charles Portis. Dicho y hecho los Coen narran la historia como si se tratara de un cuento, sin apurarse, sabiendo que no le deben demostrar nada a nadie, y que tarde o temprano lo que tiene que pasar pasará. Demora un poco en despegar, se presenta en un inicio rara, pero enseguida encuentra la combinación necesaria de vaqueros, humor, ironía, desgracia y sátira. Los métodos recuerdan esos clásicos de los 60, específicamente a La fuente de la doncella de Ingmar Bergman, otra de venganza (sobre una violación) que no necesita marear sino de gente que se deje llevar. Algo que no va de acuerdo a un mundo que le encanta correr y no detenerse a contemplar.

La venganza siempre será una buena excusa, causante de millares de historias…

18 de febrero de 2011

Nada, no pasa nada

En años en que todavía era el rostro fresco de una década (Aranofsky la jubiló de forma psicópata en Black Swan) y el centro sobre el que giraba el mundo de la música se trasladaba a Seattle, en Reality Bites que vendría a ser otra película más de la Generación X, Winona Ryder se encargaba de pronunciar el discurso de graduación frente a sus compañeros, terminando con un pesimista ¿y ahora qué?... Quince años después de progreso y avances, con revolución ciudadana incluida, y por largos tramos de carretera existe la misma interrogante.

Cada vez que por alguna razón en el trabajo no hay el automóvil disponible y me toca viajar a Daule, Santa Lucía o Balzar en la Balzareña o El señor de los Milagros, o cualquiera de los buses chicheros que avanzan hasta el Empalme, desde la Planta de Ambev, pasando por Petrillo y Puente Lucía, se produce un interminable desfile de informales ofertando sus productos que van desde tarjetas y cd’s de música hasta corviches, incrementándose a partir de Nobol. Mendigos, ancianos, padres de familia, mujeres, pero sobre todo jóvenes no mayores de 35 años. Resulta frustrante y hasta irritante ser testigo de la inexistencia de empleo, de inversión, de oportunidades.¿Al salir del colegio la única opción de los graduados que viven en pueblos arroceros con calles de lodo en invierno es el subirse a los colectivos para ganarse la vida? ¿No hay otra esperanza? Conversando con un compañero de la capital concordamos en que claramente al recorrer las rutas y visitar otros cantones se puede ver el centralismo de Quito y Guayaquil.

Las protestas en Egipto, y que como un incendio se expanden por el Medio Oriente, por parte de jóvenes inconformes eran inminentes si se observa que la meta referente a empleo de la juventud, en los Objetivos del Milenio de las Naciones Unidas, está muy lejano a cumplirse. Ni siquiera la tercera parte posee un trabajo. En las zonas fuera de los polos del desarrollo, en el país, no se dan estos disturbios porque hay que ganarse la vida y no hay tiempo para reclamar. O tal vez (segunda teoría) porque todavía no le encuentran ese otro sentido al facebook además de buscar vacile…

13 de febrero de 2011

Dancing in the dark

Uno. Ahora que lo recuerdo, desde que tengo uso de razón estoy enamorado de Natalie Portman. Esa cara de muñeca, ese suave perfil, facciones perfectas, su ternura, su fragilidad. Eterna juventud. Todo comenzó más de quince años atrás cuando apareció junto a Jean Reno y el increíble Gary Oldman en una película de Luc Besson. Tranquilos… tranquilos que no son pensamientos pedófilos; teníamos la misma edad (o ella es mayor, creo). Luego de princesa de otra galaxia en Star Wars, de novia perfecta con Garden State, y de irresistible y misteriosa bailarina en Closer. Scarlet Johansson está mejor dotada y Megan Fox levanta más miradas, pero la actriz graduada en Harvard es como la vecina de al lado de toda la vida, o la compañera de curso con la que compartiste seis años en el aula. Contemporánea. Por eso resulta emotivo y satisfactorio verla metida de lleno en un papel tan difícil como el de anoréxica-lesbica-virginal-inocente-bailarina de ballet en Black swan, y no sólo haber sobrevivido sino haber salido victoriosa en el intento.

Dos. Queda comprobado, con Black swan, que la obsesión es el tema principal de las películas de Darren Aranofsky. Repite la fórmula de Requiem for a dream y The Wrestler; sólo que en lugar de utilizar los vicios de la cultura americana o la búsqueda de la fama, de lo que va es de tratar de encontrar la perfección. En medio una bailarina de ballet, conocedora de toda la técnica pero frígida, con un papel que le puede costar la cordura y un entorno que no la ayuda.

Las palabras de Vincent Cassel, al inicio, cuando menciona que lo que busca con su nueva versión del Lago de los cisnes es mostrar la historia desde un lado visceral, cruel y real, pueden servir para describir lo que se intenta con la película. Presentar el dark side del ballet: la bulimia para mantener el peso, la sobreprotección de una madre que trata a una hija de 28 años como si tuviera 15, los huesos rotos, los pies sangrantes, la feroz competencia (Mila Kunis es una hiperrealista), el meterse en un personaje y volverse loco en el trayecto (Nina desde el inicio está perturbada y la presión del papel es el detonante). Para eso Aranofsky utiliza esa marca de la casa suya, en los planos desde atrás cámara en mano, dejando ver la vida de la protagonista. Y esa balletista totalmente quebrada e indefensa, con la perfección entre ceja y ceja, le permitió al director ir más allá que en sus otras historia y no dar vuelta atrás, sobrepasando los límites, jugando con la mente, siendo destructivo; con escenas que a ratos rayan en lo absurdo y se vuelven chocantes. Sin el compromiso de ser amable ante los espectadores, nauseabundo. La cosa no va por el lado de te gustó o no. Black swan tiene varios momentos que parecen una terapia de electroshocks, totalmente perturbadores; y a excepción de los masoquistas, a nadie le gusta la tortura. Pero por alguna extraña (atrapante) razón pocos se han ido de la sala de cine, incluso en esos ratos en que nada parece real y todo desvaría, pareciendo que todo es una burla artesanalmente elaborarada contra el público. Los curiosos que corren a ver la sangre derramada y el acero torcido de un accidente de tránsito.

Tres. Como la ópera (no soy adepto a la sobreactuación) el ballet no me despierta nada. Después de ver Black swan la opinión no ha cambiado; no me han dado ganas de correr al teatro o sintonizar Film & Arts. Sin embargo cuando por alguna casualidad se hable de arte, vea arte, escuche arte o coma arte, sabré que detrás de algo bello hay una oscura historia. (de la misma forma en que The wrestler me enseñó que nunca se debe hacer sentir abandonada a una hija) Algo que ya lo sabía (historias de chefs), pero por alguna razón siempre olvido…


10 de febrero de 2011

Nuestra Cristina

No sólo es coincidencia el cambio de look, la asesoría de imagen, el cabello brillante y con volumen, los trajes de sastre. Paralelo a lo sucedido en la Patagonia, con el aumento exponencial de su fortuna, en el Ecuador tenemos una versión de Cristina Kirchner en la asambleísta de Tungurahua Irina Cabezas, quien en tres años incrementó su patrimonio nueve veces. Así cualquiera es del grupo de los que sí son leales. Bonil la metió de chilena con su caricatura…
Vivimos en un país donde la política no aburre. Da para guión de cine o cientos de historias. Miles de charla donde suenan los vasos de whisky o las botellas de cerveza. Millones de cabreadas y de puteadas. Cada semana una noticia nueva. Ahora la corrupción que parecía algo oculta mostró todos sus tentáculos. Hay para escoger: los 500 mil dólares de la Cervecería Nacional a la Corte Constitucional; el escándalo de una asambleísta por tráfico de influencias y el crecimiento de su patrimonio; la veeduría a los contratos de los Correa, mientas el hermano Fabricio se defiende usando términos machos-febres-corderistas-con-un-toque-amenazante-a-lo-Alexis-Mera. Mario Vargas Llosa ya señalaba que el inventario de acontecimientos grotescos del Ecuador dan para una buena novela, y que tal vez porque la realidad supera a la ficción esto no se daba. De los pocos casos en que es preferible a la imaginación encerrada en hojas papel bond.

5 de febrero de 2011

Rupturas

En “Soldados de Salamina” Javier Cercas cita al fusilado Sánchez Mazas al que le gustaba citar (lo había escuchado del poeta Antonio Machado) a Oswald Spengler cuando decía que un pelotón de soldados es el que al final salva la civilización. En Túnez un universitario-vendedor-de-legumbres se rocía con gasolina y se prende fuego para iniciar, sin saberlo, la caída de un régimen; y Baby Doc como si nada hubiera pasado, aclamado por algunos, vuelve a Haití, para recordarnos que a pesar de todos los avances alcanzados en materia de democracia y libertades, de los últimos años, la dictadura no es tan pasado como parece, y está a la vuelta de la esquina haciendo flexiones de pecho y tomando esteroides, esperando su oportunidad.
A aquellos que ven con envidia lo que sucede en Egipto, porque no pasa en el país, habría que recordarles, porque la historia lo dice, que las probabilidades de que al final de las protestas el poder sea tomado por un grupo radical con rasgos de talibán, es bastante alta. Fue (es) lo común en África Subsahariana, Medio Oriente y Lejano Oriente.

Por estos días, en Ecuador, rompió Ruptura con el régimen. Para bien a primera vista. Los asambleístas con tendencia (digamos) progresistas ahora no se ven atados por las decisiones impulsivas del régimen. Tienen mayor libertad para señalar sus puntos de vista sobre ciertos temas delicados, votar y hacer lobby. Lo de fondo, lo malo, es que desde la vuelta de la democracia en el país ningún partido político se ha consolidado. Seguiremos votando por personajes improvisados que no recuerden la politiquería de siempre, y/o por el que tienen suficientes recursos económicos para financiar una vasta campaña electoral. La lista 35 se está resquebrajando y junto a Correa queda el grupo más autoritario de los Mera, Alvarado y Patiño, y el de los zalameros de Panchana, Rodríguez y Vela (lamentablemente las mayores cabezas guayaquileñas herederas del estilo Febres-corderista). Los de más de una maña.

Abro el Facebook y me escupe la frase de una amiga diciendo que esos que se fueron del movimiento de gobierno son unos oportunistas que llegaron al poder gracias a Correa. Puede ser… Por mi lado voté por Alberto Acosta por ser Alberto Acosta, y lo mismo por otros. Igual es pasado, y todo lo que es pasado, como mencionaba Bolaño (creo), está podrido…

La publicidad de los diarios grita que ya se llevan más de un millón de firmas para la revocatoria de mandato impulsada por Carlos Vera. Tal vez gane el No en la consulta popular. Tal vez gane el que Correa se vaya a la casa. Y después… ¿Egipto?...

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