30 de agosto de 2009

Bird

“There are no second acts in american lives” (F. Scott Fitzgerald).


Fue uno de los creadores del bebop junto a Bud Powell y Dizzy Gillispie. Uno de los músicos más influyentes de la primera mitad del siglo XX junto a Louis Amstrong y Duke Ellington. Un genio que constantemente se reinventaba al igual que Mile Davis y Thelonious Monk (con quienes grabó discos y compartió escenario). Antes de Charlie Parker, lo que se escuchaba eran las bandas de Glenn Miller, música favorita del abuelo Simpson, pero con su aparición al fin se pudo oír ese brrr pu pa tu ta chrrr que es hijo de la pura genialidad de la creatividad y la improvisación del jazz. Quien mejor describe a Bird es ese gran cronopio, Julio Cortázar, en el cuento El perseguidor: alguien que no vivía en el tiempo, o al menos en este tiempo: “La música me sacaba del tiempo, aunque no es más que una manera de decirlo. Si quieres saber lo que realmente siento, yo creo que la música me metía en el tiempo. Pero entonces hay que creer que este tiempo no tiene nada que ver con... bueno, con nosotros, por decirlo así.” Era un hipster, como lo describe Robert Reisner en el excelente libro Nostalgia a Charlie Parker: “Es alguien amoral, anárquico, amable y tan educado que resulta decadente. Siempre va diez pasos por delante porque sabe de qué van las cosas… Ansía algo que trascienda toda esa mierda y encuentra la respuesta en el jazz”.

Esa improvisación, esa genialidad, ese desequilibrio, no sólo estaba en su música, como lo sigue contando Reisner: “Durante su breve existencia, Charlie Parker vivió más vidas que cualquier otro ser humano. Era un tipo de unos apetitos físicos desmedidos. Comía como una bestia, bebía como un cosaco y tenía la libido de un conejo. Él y el mundo eran todo uno, y todo le interesaba… Nadie amó la vida como Bird, y nadie puso tanto empeño como él en matarse.” Tenía varias personalidades y todas querían aparecer al mismo tiempo; y la mayoría de sus biografías no pueden describirlas porque a él lo quieren retratar de una manera lineal, desde sus inicios en Kansas, tocando por un dólar y algo más, hasta su muerte frente a un televisor. Charlie Parker no pasó por el mundo como el resto: Humilde al vivir en un barrio pobre judío pese a ser una estrella y capaz de estafar a su propio público contratando pésimos cantantes en los intermedios; regalaba melodías a amigos y desconocidos, y al mismo tiempo no asistía a presentaciones donde tenía un contrato y terminaba tocando en bares a cambio de tragos; un suicida que intentó absurdamente envenenarse con yodo luego de que le impusieran una multa, y un optimista que pensaba realizar un ballet con música de jazz; de un carácter insoportable que terminaba siempre en peleas con sus managers, pero que el resto de músicos se lo perdonaban porque podía pasar horas tocando sin parar y entonar sus mejores repertorios únicamente frente a un grupo de amigos o de camareros en un restaurante cerrado; podía ser tan amable y encantador que a las personas tímidas él mismo se les acercaba y se presentaba, y a la vez ser alguien cruel capaz de derramar la dosis de heroína, de sus amigos adictos, después de él haberse inyectado; un excéntrico que en ocasiones se presentaba al Bidrland, donde tocaba, vestido como campesino y al ver a alguien con ropas elegantes le decía: “músico de jazz, supongo”, y un genio capaz de hacer sonar cualquier instrumento como él quisiese; elogiaba a otros músicos (a Elle Fitzgerald le expresó: “Es fantástico que no toques un instrumento de viento. Nos quitarías muchos bolos”), y un autocrítico perfeccionista que siempre mencionaba que su mejor trabajo estaba por venir.



Perdía sus saxofones. Nunca creyó ver 1955. Esa búsqueda de emociones finalmente acabó con su vida. El genio más ingobernable desde Van Gogh según Steve Choice. Sú música era su más fiel biografía. Ayer hubiera cumplido 89 años. Todo lo que salió del saxofón de Charlie traspasa el tiempo y desde su aparición todos los músicos de la época cambiaron la forma en que tocaban. Como El perseguidor de Cortázar: “Esto lo estoy tocando mañana.”

P.D. Aunque la literatura y la música no van de la mano, pero caminan más juntas de lo que parece, acá dejo algunos links acerca de la vida y la inspiración que dejó Bird.

La primera parte de “Nostalgia de Charlie Parker” de Robert Reisner:
http://www.elboomeran.com/upload/ficheros/obras/recuerdo_a_bird.pdf

“El perseguidor” de Julio Cortázar:
http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/LiteraturaArgentina/Cortazar/elperseguidor.asp

Una breve biografía de Bird de el diario EL UNIVERSO:
http://archivo.eluniverso.com/2004/05/17/0001/259/CE3A0826AB3F411195F39FF353F1790B.aspx




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