30 de octubre de 2009

Portafolio santiagueño

Santiago del Estero, geográficamente, puede que esté en la mitad; pero la sensación que da es que está alejado de todo. Fue la primera ciudad fundada en Argentina. Parece detenida en el tiempo. Uno de esos lugares donde uno va a ver las hojas pasar, caluroso y con un sol que pega directo a los ojos y te los cierra como puños, con las personas comiendo afuera, y desde las dos de la tarde hasta las seis, el pueblo muere, nada se escucha, todo están haciendo la siesta. Medio Macondo antes del tornado que se llevará toda la historia vivida y otro medio como el pueblito escondido en Big Fish, porque de Santiago la mayoría de jóvenes no migran en busca de aventuras, sino que se sientan y se dedican a echar raíces.

La ruta Panamericana pasa por Santiago del Estero pero pocos se detienen ahí (al igual que Macondo la mayoría que van de paso son gitanos). Sus propios habitantes te advierten que en la ciudad no hay mucho para ver. No hay grandes monumentos, ni catedrales, ni volcanes, ni playas (tal vez las Termas de Río Hondo para los de la tercera edad y para comprar algunos alfajores), las guías turísticas no te recomiendan nada de la provincia, y así Manu Chao cante en Guayaquil City “¿que pasa en la calle?/ Nada, no pasa nada”, en Gkill pasan muchas cosas en comparación con Santiago; pero varias personas de otros lugares me decían que lo que voy a encontrar es gente con mucho corazón. Es la cuna del folclore y donde se hacen los mejores instrumentos, la mayoría de personas se conocen entre ellos y forman buena vecindad, pasas la vida sin apuros y las familias son grandes, de decenas de miembros que se ven constantemente, y puedes tener cuarenta años y salir con una de veinte y dos y es de lo más normal. Mi viejo nació ahí y después de yo haber visitado Santiago entiendo porque se fue.

Dejo este portafolio más por una cuestión sanguínea y de raíces. Del lugar de donde viene la otra mitad de mi historia.












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