Una nación venerada y respetada por los Estados Unidos y algunos países de Europa, como Arabia Saudita no se escapa de las garras del petróleo. Esa tierra donde manda una familia de dictadores, liderada por el rey Fad, con el que el rey de España veranea en las costas de Marsella y al que el presidente Bush va a solicitarle que se aumente la producción petrolera. País donde solo el 27% de la población está alfabetizada (Cuba 96%), la renta per cápita está en 7 mil dólares anuales (mientras 600 mil millones de dólares están invertidos afuera), las mujeres pueden ser apedreadas, nadie puede oponerse al rey (Guantánamo no es nada comparado con esas prisiones) y existen indicios de conexiones con el terrorismo. ¿Entonces cuál es la diferencia del rey Fad con el rey Chávez? Cuestión de alcurnia me imagino.

Antes del mandato minero que promulgo la Asamblea de Montecristi. El Banco Mundial y otros organismos internacionales, impulsaron un proceso de modernización a la legislación minera del país (en el año 1991) y se otorgaron préstamos para esta actividad. Lo que hace parecer que el futuro post petrolero de las naciones para estas instituciones va por el camino de la minería indutrial (aunque en algunos lugares de Estados Unidos se la prohibe). Con un Ecuador necesitado de hacer crecer su PIB y de paso ampliar su frontera agropecuaria, contaminar sus fuentes de agua y destruir los bosques amazónicos.
Con el mandato minero, los asambleistas nos tratan de decir, que ahora no cometeremos los mismos errores que con el petróleo, y la minería ¡ya es de todos!, no como en Guatemala donde por causa de la extracción minera la deforestación es brutal; las empresas dedicadas a esta actividad ganan 1664 millones de dólares, pero el Estado guatemalteco solo recibe 60 millones; se necesitan cerca de 250 mil litros de agua por hora para una mina; es una de las actividades que menor índice de empleo genera; y a todas las personas que se oponen, se los cataloga de terroristas.
Pero hay dudas de que la minería sería la solución porque: Así como en Guatemala, se propone que las comunidades ecuatorianas puedan mediante consulta rechazar la explotación de minas, pero el Ministerio de Energías puede no acatarlo y hacer caso omiso de esta solicitud; es probable que sigan las prácticas de la empresa Aurelian Cía. Ltda. que ha dividido comunidades; la ley Trole de participación, anterior al mandato, donde el Estado no recibe casi nada en regalías, patentes, y se dan plazos indefinidos de concesiones, da a pensar que cualquier cosa promulgada en Montecristi, será un triunfo rotundo para preservar el medio ambiente; y los impactos ambientales irreversibles en paisaje, recursos hídricos y biodiversidad dejarían una gran perdida.
El camino al desarrollo no está en endeudarse más, ceder recursos naturales o dar legislaciones al antojo de otros. La nueva ley minera no debe excluir a los sectores de las poblaciones más cercanas a las minas y al país en general.
Fuentes:
Conservar el crudo en el subsuelo por el país, por el Yasuní, por su gente, por Oil Watch
Guatemala: ¿A quién beneficia la actividad minera?, por Andrés Cabañas.
El Ecuador post petrolero no puede convertirse en el Ecuador minero, por Acción Ecológica
http://www.accionecologica.org/images/2005/mineria/documentos/ecuadorpost.pdf
Hugo Chávez no veranea en Marbella, por Juan Torres López.
http://www.juantorreslopez.com/
Actualmente en el Ecuador, cuando algunos asambleístas hablan de que la Constitución que está tomando forma en Montecristi debe ser para los próximos cien años, me pregunto si existe en algún otro país y/o región ejemplos de cómo hacer perdurable nuestra Carta Magna. Las primeras ideas que se me vienen a la cabeza son la Carta de las Naciones Unidas y la Carta de los Derechos Humanos, que con su universalidad e intemporalidad establecen el mínimo de garantías de cada persona y los anhelos de todos los ciudadanos del mundo, a vivir dignamente y en confraternidad.
En Montecristi se necesita un enfoque que en primer lugar satisfaga las necesidades primordiales de las personas, sus deseos y los derechos básicos, y como se dijo anteriormente: buscar distintos mecanismos que hagan que se cumplan y respeten; para una vez logrado, como esas muñecas rusas, ir colocando sobre la base el resto de libertades y derechos que vamos obteniendo como humanidad a través del tiempo.





La idea aparece en el año 1989 en la ciudad de Porto Alegre, donde veinte años después y sufriendo cada año modificaciones en su estructura, los resultados además de la infraestructura realizada, pueden verse en la mejora de la calidad de vida de las personas, con reducciones en las tasas de analfabetismo, calles adoquinadas, acceso a servicios de saneamiento, y también otros cambios cualitativos como son: el aumento de la cohesión social, el sentimiento de la ciudadanía de que los recursos y bienes de la ciudad son de su propiedad y no simples usuarios de estos (incluso hay un mayor incentivo para pagar impuestos, lo que se refleja en la disminución de la tasa de evasión), se educa a las personas en el debate de las prioridades existentes y las necesidades de todos los grupos, existe un mayor control en la ejecución de las obras y la administración en general, y se da un verdadero sentido de justicia social al acercar elementos democráticos que den poder de decisión a los grupos excluidos. En resumen, las relaciones entre el municipio y la población fueron más democráticas, transparentes y fuertes. 






