24 de junio de 2010

Acerca de lo decepcionante que es ver jugar a la selección de Inglaterra

Antes que la vuvuzelas empezaran a destrozar oídos con el comienzo de la Copa Mundial en Sudáfrica, menospreciando totalmente lo que aquí ofrecen (si lo hacen) el Casino del Sol o el del Hilton Colón, si viviera en Las Vegas, Montecarlo, Londres o cualquier lugar con una respetable casa de apuestas, le hubiera puesto todas mis fichas para campeón a Inglaterra; y en caso de una crisis en la que careciera de la convicción del desesperado personaje de Dostoievski que arriesgaba todo su dinero jugándole al cero (0) en la ruleta así las probabilidades sean mínimas aunque las ganancias excesivas, prefiriendo la teoría del portafolio para la diversificación de riesgos, de igual forma el mayor porcentaje de dinero en las predicciones se me hubiera ido en la selección con la mejor liga del mundo.



Los motivos tienen nombres y apellidos: Ferdinand (Carragher que lo reemplaza es un símbolo del Liverpool) y Terry en el centro de la zaga son solidez asegurada, más Ashley Cole que debe ser uno de los mejores laterales izquierdos de la actualidad; el mediocampo los conforman Carrick, Lampard y Gerrard, tres jugadores que cualquier equipo los quisiera porque arman jugadas, defienden como guerreros y disparan a puerta con terrible efectividad, sumándoseles Joe Cole o Aaron Lennon que pueden aparecer en cualquier lugar y son muy veloces (este es el mediocampo que usaría, no el de Capello que sólo alinea a Gerrard y Lampard); adelante Rooney que es un toro en el United y uno de los mejores jugadores del momento con Heskey que por su físico es una referencia; y en el banquillo Don Fabio Capello, un ganador de raza. Seleccionados que en su mayoría están vinculados al Arsenal, Liverpool, Chelsea y Manchester United, equipos que en los último años, al menos tres llegan a las semifinales de las Champions League.

John Carlin escribía que en la selección de España, un jugador de las características de Cesc Fábregas estaba condenado al banquillo por la presencia y nivel de juego de Xavi e Iniesta. Alguien que sería titular indiscutible si su pasaporte fuera inglés, y sin embargo la mayoría de periodistas e hinchas británicos desde el año pasado se sienten campeones mundiales, a pesar de un arquero que transmita confianza y de los escándalos en los que se han visto involucrados sus seleccionados, casi vanidosas y caprichosas estrellas celebridades (¿han visto a las novias de Peter Crouch, Gerrard o Ashley Cole? A primera vista parecen modelos de Victoria Secrets). Tal vez de ese mismo síndrome de precipitación favoritista sufrí, porque después de ver el partido amistoso contra Japón (empató con autogol de los nipones); el deslucido empate, gracias al infantil gol que se hizo el arquero Green, con Estados Unidos; el cero que mantuvo con Argelia gracias a la carencia de un nueve de área para los africanos; y la sufrida victoria a Eslovenia quemando tiempo en el banderín del corner, dejaron ver un equipo totalmente aburrido, sin ideas, con miedo al balón, que no se atreve a enfrentar el arco rival y que en síntesis no juega a nada. Después de todo: ¿Quién clasifica a octavos de final convirtiendo únicamente dos goles en la fase de grupos? Probablemente Ghana y Suiza (esperando que Chile le gane a España). No los esperamos de un candidato al título.


El domingo Inglaterra se enfrentará con Alemania. Tal vez pase, tal vez se quede. No deberíamos sorprendernos si el 11 de julio llega a la final. Dos años antes todos los periodistas españoles criticaban el estilo de juego del Real Madrid cuando lo dirigía Capello, y lo sacó bicampeón. En este Mundial de pocos goles y partidos calculados al exceso no sé si debería quitarle todas mis fichas. Eso como negocio, porque en el fondo espero cuatro semifinalistas sudamericanos.

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