2 de julio de 2008

Santos óleos

Aunque crecí en una sociedad católica, no fui educado bajo la tutela de esta religión dentro de mi familia, por eso siempre me han resultado extrañas algunas costumbres. El Corpus Cristi y el Cristo del Consuelo son eventos peregrinos para mí, y cuando los observo me siento como un extranjero, apreciando la fe en los santos de mi propia tierra.

A los santos óleos siempre los he visto con fascinación; que un sacerdote vaya en tu lecho de muerte para asegurarte la entrada al paraíso, creo que siempre te dará paz espiritual, pero también esta visita me parece un anuncio de no vuelta atrás y de que el fin ya es algo imposible de detener. De igual forma existen eventos en la vida de cada uno, de la sociedad y del país, los cuales señalan que una nueva etapa va a comenzar o por lo menos, el pasado ya quedo atrás. Dentro de la economía internacional se puede hallar uno inminente.

EL Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial en la actualidad ya recibieron sus santos óleos. y aunque aún no desaparecen, su importancia dentro de la economía global es casi nula. Ambos que hace unos años manejaban juntos una cartera de 110 mil millones de dólares, ahora solo cuentan con 10 mil millones; no tuvieron ninguna participación en la remediación de la crisis hipotecaria de los Estados Unidos; y cada vez más países no tienen compromisos con estos organismos. Su desaparición y poca importancia se da por la frustración global de los gobiernos y la sociedad ante sus políticas recomendadas (¿o impuestas?).


Desde Rusia hasta Argentina (pasando por Ecuador y los tigres asiáticos) sufrieron de las Políticas de Ajuste Estructural (SAP), instrumento dogmático para controlar la inflación: Exigía aumentar las tasas de interés para contraer la demanda, disminuir el gasto público y darle prioridad al pago de la deuda; mientras el Banco Mundial, para sus proyectos de desarrollo desplazaba a poblaciones, exigía a los países desregular sus leyes para que entren cualquier tipo de inversiones, y pedía liberalizar totalmente los mercados de bienes y capitales.

Óscar Ugarteche en la Revista Pueblos menciona los resultados negativos en América Latina de haber seguido las recomendaciones del FMI y el BM, y Joseph Stiglitz ya nos había hecho un recuento de los efectos de aplicar sus recetas universales.

La semana pasada se reunieron en Quito los representantes de ocho países de Sudamérica para definir la conformación del Banco del Sur: Una banca de desarrollo, un fondo multilateral y una moneda única son los objetivos de este banco. Una opción real y a considerar, si es bien manejada (niveles de rentabilidad e impactos positivos para la sociedad) y además permite una integración latinoamericana en todos los ámbitos, hoy tan necesaria.

Los santos óleos al FMI o BM también deben servir para eliminar otras prácticas o instrumentos que sólo han servido para el lucro, pero no para el bienestar de las personas. Utilizar al PIB como único exponente del desarrollo de un país es un ejemplo. Producto interno donde cuentan por igual las inversiones en educación y armas, no responde como se distribuyen las riquezas, ni mide los impactos de la producción en el medio ambiente (pero no debe abolirse por completo su uso, porque los países más desarrollados son la prueba de que un alto PIB = desarrollado).

Así también debería acabarse con el populismo, y los intentos dogmáticos socialistas de nacionalizar y estatizar las industrias (muchos ejemplos más existen pero por ahora el espacio se acabo).

Fuentes:
El malestar de la globalización, por Joseph Stiglitz.
América Latina: Las corrientes de discusión económica vigentes, por Oscar Ugarteche.
http://www.revistapueblos.org/spip.php?article896
El Banco del sur atrae críticas de banca tradicional, publicado en el diario EL UNIVERSO.
http://www.eluniverso.com/2008/06/24/0001/9/1DF9A22EDB5E4646911F0629581D290F.html

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