22 de diciembre de 2007

¿Con el agua al cuello?

Además de la inestabilidad de los mercados de bienes y mercados financieros, los países en desarrollo también serán afectados por la inestabilidad del clima, debido a que son los más vulnerables a catástrofes naturales y los efectos de los cambios meteorológicos afectarían en la agricultura y en cuestiones referentes a soberanía alimentaria, salud y la consecución de los objetivos del milenio. Con estos antecedentes parecería que las naciones más pobres son utilizadas como los canarios en las minas de carbón, donde su muerte avisa a los obreros que existe un grave peligro de una catástrofe.

Es irónico esto porque los países más desarrollados son los mayores causantes de los efectos invernaderos dentro del medio ambiente y son los más pobres quienes primero pagaran las consecuencias de estas acciones; sin embargo es de resaltar las actividades de ciertas personas y organizaciones en la cooperación para la prevención y manejo de desastres naturales y campañas de concienciación para evitar el cambio climático, por lo que es importante referirse al documento publicado por OXFAM y denominado ¿Con el agua al cuello?, texto que sirve como un aporte a la ya amplia bibliografía referente a los efectos del cambio climático alrededor del mundo y en el que sus más importantes aportes radican en los tres principales retos que el hombre debe enfrentar con respecto al cambio climático: Detener y evitarlo, establecer cómo la población humana podrá vivir con el calentamiento global que ya no puede evitarse y cómo diseñar un modelo de progreso y desarrollo resistente al cambio climático, amigable con el clima y que distribuya equitativamente los recursos naturales.

Dentro de estos objetivos, existe un número de amenazas y respuestas que podemos encontrar, donde el principal referente es encontrar una adaptación, poniendo énfasis en temas como la alimentación – en la actualidad existen 815 millones de personas con problemas de desnutrición – donde las sequías e inundaciones pueden generar problemas de hambruna, el acceso al agua - 1200 millones no tienen acceso a este servicio básico -, la salud con posibles enfermedades como la malaria y en el caso de inundaciones el agua se contamina además de efectos nocivos por la polución en zonas urbanas o industriales. La energía también debe ser una prioridad mediante el acceso a fuentes renovables y eliminando la dependencia hacia los combustibles fósiles – que además son una fuente de conflicto y corrupción dentro de las comunidades donde se extrae la materia prima -, en los desastres nuestra visión del cambio climático es muy importante – los afectados por catástrofes naturales pasaron de 740 millones de personas en la década de los 70 a 2000 millones en la última década -.

Existen varias alternativas – hasta ahora aplicadas en pequeña escala – para contrarrestar y que podrían ser aplicables en el país, teniendo como ejemplo a las distintas formas de almacenar agua de lluvias o generar agua potable que se realizan en la actualidad en sectores agrícolas, el microcrédito para el restablecimiento de cosechas, los bancos de semillas como un modo de generar plantas más resistentes y adaptables al clima del lugar, la liberalización del Banco Mundial de los combustibles fósiles como una estrategia para el desarrollo, los sistemas de producción hidroeléctricas en Kenia, la islas solares en la India o los voluntarios capacitados para los desastres junto a las construcción de refugios en Bangladesh.

Ahora pese a la emoción que genera que sí existen grupos trabajando contra reloj en la previsión de desastres o cualquier otro efecto que tenga el calentamiento global, es de recordar que esto tan solo son alternativas y que las verdaderas soluciones están en un cambio de mentalidad más responsable y que nuestro consumo sea amigable con el medio ambiente, con líderes que promuevan adoptar medidas sustentables y como señaló el diario El Universo hace algún tiempo, el Ecuador todavía tiene la posibilidad de elegir entre convertirse en un tigre industrial o en un paraíso ecológico; tengamos en cuenta que el primer caso pese a que el crecimiento económico es más rápido, es un modelo que difícilmente podremos importar sin graves consecuencias, mientras que en el segundo caso, la mayor parte del país podría tener acceso a estos beneficios, sobre todo teniendo en cuenta que las mujeres y los niños son los más afectados por los fenómenos meteorológicos. Lo único que nos falta es un plan a largo plazo, ojalá en la asamblea se discuta y que cada uno de nosotros adquiera una mentalidad de que nuestros actos si tienen consecuencias hacia el planeta en el que vivimos.
Fuentes:
Oxfam, ¿Con el agua al cuello?
Verdaderos cambios, Thomas Friedman, publicado el 8/10/07 en el diario el universo.

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