7 de mayo de 2012
Oda a Mad men
Tengo ganas de comprarme las cajas y ver todo Mad men de nuevo, de una sola y larga línea, aspirando al máximo y esperando que llegue al cerebro pero no lo destruya. Con Marcela quedamos como locos con este capífulo, con mi jefa casi me peleo porque me dijo que la serie parece una telenovela. Mad men es difícil de explicar, no se puede resumirlo en que es de la vida en los sesenta, o de la publicidad décadas atrás. Va mucho mas allá. Todo se reduce en Don Draper y sus momentos de soledad, monstrándose finalmente. De la condición humana...
3 de enero de 2012
Un hombre muerto que al final venció
Es primero de enero y todos celebran, descansan, se relajan porque es un nuevo comienzo. Walter White piensa que es hombre muerto y ríe sin parar. Venció el cáncer, pero al final los acciones tienen sus consecuencia y WW tiene que pagarlas con intereses.
Piel erizada, lágrimas sin saber porqué, rostro con boca abierta y expresión de no creer lo que esté viendo... Busco en foros personas que compartan lo mismo, somos pocos pero formamos una pequeña sociedad... De los mejores momentos en la historia de la televisión... Absoluta locura. Todo se estaba cocinando hasta este punto... Había hecho un plan de capítulo diario de ver Breaking Bad. Había cumplido el cronograma hasta este punto, luego fue imposible no querer más...
Bryan Cranston se merece un monumento por dale vida a uno de los mejores personajes ficticios creados... El antihéroe por excelencia (spoiler) por ahora ganó...
21 de septiembre de 2011
Allá en el hoyo
3 de agosto de 2011
Como la vida misma
Cable a tierra. Cabeza fría una semana después, sin toda esa emoción que hace que uno escriba como desenfrenado, un ser irracional que habla con la emoción, recuerdo haberme sentado y preparado para ver el último episodio de The Wire, sabiendo que después de sesenta horas (de la forma recomendada: de un solo tirón porque es imposible aguantar una semana) nada iba a ser igual que antes. Un vaso de vino, un cigarro y mucha nostalgia. Tom Waits cantando Down in the hole. El final fue un disparo al pie, el dolor de haber perdido un dedo. Los personajes mejor diseñados en la historia de la televisión diciendo adiós. La maestría en el guión de Burns, Simons, Price y otros. Capítulos llenos de historias al parecer insignificantes, pero a la larga todo se conectaba. Caras que se volvían familiares y conocidas. Casi todas con un trágico destino. Y en verdad dolía cuando algo pasaba: Omar con sus aires de gitano, ese silbar y su viril homosexualidad muriendo en las manos de un niño y el espectador esperando que todo sea un juego. Bodie acribillado injustamente en una de las tantas equinas anónimas. Frank Sobotka caminando hacia el puente sin conocer su fatal destino. Cine negro con algo de western la ocasión que Omar se encuentra con Brother Muzzone. La escena de los diez mil fucks para burlarse de CSI. Los niños de la cuarta temporada sin salvación alguna. Snoop aterrorizando a Stephen King. El intento de suicidio del bueno de Bubbles - mi personaje favorito -. It´s all in the game.
Los historiadores hablan de que Marx escribió El Capital como una fábula de horror luego de haber visto las precarias condiciones de los obreros durante la Revolución Industrial. Simon hizo lo mismo con una ciudad olvidada. Entres sus crónicas periodísticas pudo observar a su ciudad desnuda, sin maquillaje, y la retrató tal cual y elaboró una obra maestra de la corrupción, doble moral e ineficacia en todos los ámbitos – desde los políticos hasta los dealers – de nuestros tiempos ante ciertos males. Y ahí es donde todo pasa: al aire libre con los ruidos de sirenas y pistolas automáticas. Pienso en Guayaquil y no estamos muy lejos: municipales persiguiendo a informales, basureros clandestinos en Bastión Popular y las mafias de la basura. Ladrones por doquier. Policías haciendo de la vista gorda y solicitando que no se los critique. Vigilantes de tránsito recibiendo coimas a diestra y siniestra. The Wire no puede ser lo que es sin poner como personaje principal a la ciudad. Que se joda el espectador promedio con series en las que todo se resuelve fácil. Mostrar la forma en que todo se conecta con todo. Atesorarla al igual que se hace con el Ulysses de Joyce o las grandes tragedias griegas. McNulty en la última frase diciéndole al vagabundo que es hora de ir a casa. Por dos meses, quien la ve, siente a Baltimore propia.