Para los que apreciamos la película o leímos la historia de Vargas Llosa nos sorprendió esta inclusión dentro del inventario de recomendaciones del profesor, pero viendo más de allá de las curvas de Angie Cepeda (en el libro la visitadora es brasileña y no colombiana) y de la sátira del autor a las Fuerzas Armadas del Perú, tratando de convertirla en el burdel más grande del mundo, podemos observar como los modos de operar de Pantaleón Pantoja (notable militar sin vicios y con profundo amor a su patria) son algunas de las mejores enseñanzas de cómo se debe manejar un negocio (por encima de ¿Quién se ha llevado mi queso? o La culpa es de la vaca), con lecciones de planificación, análisis de mercado, manejo del personal (siempre ten a tu lado a los mejores en el área en que se desenvuelven), políticas empresariales (mi favorita: Mezclar trabajo con placer es signo de mal proceder), entre otras que servirían a cualquier emprendedor.
No debe asombrar que un liberal como Mario Vargas Llosa haya incorporado al realismo mágico una novela donde se resalte la capacidad administrativa de su personaje principal y se exalten los conceptos que se adquieren en una facultad de administración, pero lo que sí debería en algo asombrarnos es como estas herramientas están tan en boga en el mundo de la cooperación internacional y la ayuda humanitaria, siendo “La Declaración de París: Sobre la eficacia de la ayuda al desarrollo” la máxima expresión de estos acontecimientos, mediante el uso de la “Triple A: Armonizar, Alinear, Apropiar y (principalmente) La gestión orientada a resultados” el génesis del uso de instrumentos empresariales en los planes de desarrollo humano.
Unos días más y sería un año desde que partí a España a estudiar el papel de la cooperación multilateral en el desarrollo humano, allá en la patria de Cervantes sin tratar de ser un Quijote esperaba aprender las medidas que se están llevando a cabo para cumplir los Objetivos del Milenio, cómo realizar el diagnóstico de necesidades y potencialidades de sectores geográficos, apoyar en la búsqueda de una vía donde el tercer sector (cooperación) sirva en la reducción de la pobreza junto al sector privado y político, encontrar formas de democratizar los fondos de la cooperación, entre otras dudas. Debo decir que en parte fueron satisfechas estas interrogantes pero para llevarlas a cabo los encargados de la cátedra utilizaban FODAs, matrices de marco lógico y otros instrumentos que se podrían impartir en cualquier MBA pero que al final se transforman en proyectos sociales.
Menciono este tema no con el motivo de promover la erradicación de las prácticas empresariales en la cooperación internacional y en la ayuda oficial al desarrollo, sino con el objetivo de reflexionar sobre el uso de estas herramientas y señalar eso: que son herramientas y no son fines. El objetivo de un proyecto, programa o política de salud (puede ser también de educación, desarrollo rural, etc.) es la disminución de las tasas de mortalidad y morbilidad, y no, aunque tiene importancia, el ahorrar costos o ser eficientes en aspectos distributivos. El principal reto es atacar las causas del problema sin olvidar que la cooperación internacional no es la única solución para terminar con los obstáculos que impiden el bienestar, sino una de los tantos brazos del desarrollo (sector político, empresarial, sociedad civil, etc.) que deben actuar coordinadamente.
3 comentarios:
Eso me recuerda a cuando, en la primera clase de la materia "Teoría del Estado" en la facultad el año pasado, el profesor inaguró la cursada leyéndonos un fragmento de Hamlet.....
Hamlet lo lei hace tantos tiempo que entre lagunas mentales de mi memoria está naufrago (pobre de él). Como una borrachera
Laura: Recuerdame en que parte esta esto del Estado por favor
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paxil
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