Además de escuchar (está narrado por Leonardo Di Caprio) culpar al actual modelo económico de consumo y algunas soluciones ya conocidas (energía solar o eólica). Thomas Lanzey, uno de los activistas entrevistados, también señala que a través de las leyes, se puede hacerle frente a este fenómeno del clima.
Él habla de otorgarle “derechos a la naturaleza” dentro de las constituciones de los países. ¿Casualidad? Sus declaraciones podrían darnos ciertos planteamientos para analizar lo que realmente se está debatiendo en Montecristi.
Thomas Lanzey nos dice que los ríos, bosques, y ecosistemas en general, la mayoría de ocasiones, reciben el trato de propiedad. Razón para que cualquier ser humano, empresa o gobierno, puedan disponer de estas “propiedades” libremente. Sin importar si perjudican a cualquier población o ser vivo que habita en ellas. Entonces su recomendación es darle derechos a los ecosistemas, elevándolos a calidad de personas, porque las únicas opciones dentro de las actuales leyes son “personas” o “propiedad”.
¿Por qué las empresas están sujetas a derechos, y la naturaleza no? Sería mejor entonces que las corporaciones tampoco los tuvieran (idea más loca aún, pero permite comparar), para no hacer el ridículo jurídicamente como algunos señalan. Porque al final, de lo que están hablando ciertos asambleístas, responde a que el hombre no provoque daños irreversibles al medioambiente.
Quitándole los privilegios a las entidades con fines de lucro, se podría escuchar a las personas que reclaman los efectos en el agua por la nueva refinería en Manabí. En Pensilvania – Estados Unidos, ya existen leyes a favor de la naturaleza, basándose en tratados o documentos internacionales, en los cuales se habla de primar el bienestar humano, interdependiente a estos sistemas vivos, y no los intereses económicos.
¿Han leído los artículos referentes, que se proponen en la Asamblea? En ellos se señala principalmente el respeto que debe dársele al espacio en el cual vivimos (no son exactamente los derechos de un oso, o un papagayo, sino del entorno en general), y cómo si lo explotamos indiscriminadamente, lo afectamos negativamente.
Jurídicamente, no sé si existan absurdos o inconsistencias que vuelvan imposible esta propuesta. Sé sin embargo que es necesario integrar a la ecología en la política gubernamental, y no hacerme el tonto, pensando en el ser humano y la sociedad actual, como algo fuera del medioambiente.
En el blog “Desde mi trinchera”, es bastante irónico leer a algunos empresarios o abogados hablar de estupidez a la medida del gobierno de eliminar el ingreso sin visa al país, por la cantidad de delincuentes que pueden refugiarse acá, mientras al mismo tiempo señalan a medidas protectoras del ambiente, como leyes que no permiten las inversiones y el crecimiento de la nación. Es como si exigieran un derecho de admisión para atracar (sólo pueden robar los que tengan más de 6 ceros en su cuenta de patrimonio).
Y también es irónico como la asamblea constituyente pretende darle derechos a la naturaleza, y al mismo tiempo quitan el consentimiento previo a los pobladores (ahí sí parece que solo los animales tienen privilegios). Conclusión: La ley de la naturaleza es la economía.
Fuentes:
Documental “The 11th hour”.
De personas y empresas. Democracia local, Constitución y poder empresarial en EEUU, por Barry Yeoman.
http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=908
Las comunidades toman el poder, por Doug Pibel.
http://www.yesmagazine.org/article.asp?ID=1993
Observaciones al articulado de derechos fundamentales, por Norman Wray
http://asambleaconstituyente.gov.ec/blogs/norman_wray/2008/03/28/observaciones-al-articulado-de-derechos-fundamentales/
http://www.labasicaonline.com.ar/Detalle.asp?Id_Espectaculo=4733&PartesOffset=5