Habría que estar en coma clínico para no conocer de las protestas de los estudiantes y servidores públicos en contra de leyes que se están discutiendo en la Asamblea. Se sentían tiempos turbulentos; ¿pero alguien se esperaba lo que ocurrió hoy? Terminar el día, sentado frente al televisor, viendo el rescate del Presidente del país en medio de una batalla campal entre militares y policías. Viendo a ese pobre miembro del GOE rodar al caer del vehículo y permanecer inmóvil, rodeado por sus asustados compañeros que no sabían si debían moverlo.
Dudo que alguien hubiera imaginado que como gripe porcina se propagarían los levantamientos en los cuartes policiales luego de que el Regimiento principal de Quito y otro de Loja se declararan en paro, en rechazo a artículos de una ley en la que se le quitan beneficios adquiridos en el pasado. Menos aún si en principio se suponía que la manifestación duraría media hora. Sin embargo de un rato a otro todo el Ecuador se quedó sin el servicio público, y los gendarmes, como si estuviera todo planeado, se tomaron las ciudades. En Guayaquil bloquearon el acceso al Puente de la Unidad Nacional y se congregaron en la Av. de las Américas, en Babahoyo cerraron las vías de acceso al cantón, en Cuenca e Imbabura quemaron llantas en la vía Panamericana. En Quito las protestas eran mayores y a medida que pasaba el tiempo nos enterábamos de sublevaciones en Manabí, Esmeraldas, Chimborazo y otros lugares. ¿No saben los policías que con este tipo de protestas que terminan en un caos sin precedentes,Correa puede imponer ese régimen autoritario que todos temen; con restricciones a la prensa, militares en las calles y toques de queda? Sin sus uniformes, y nadie que los controle, son capaces de provocar más desmanes que cualquier otro grupo con bombas molotov en la mano.
Correa se sacaba la camisa y desafiaba a que lo mataran. Fue agredido con gases lacrimógenos y llevado al hospital. Al mismo tiempo se empezaba a escuchar del robo de una agencia bancaria en Portoviejo. Cerca de mi casa, en La Alborada, las calles parecían 1 de enero con los locales comerciales cerrados. Se rumoraba que en Plaza Mayor pandilleros estaban asaltando a transeúntes. En la televisión los ojos de Águila mostraban como el local de Jaher era vacíado - un hombre con una refrigeradora en sus espaldas se podía distinguir a lo lejos -. En la bahía un vendedor ambulante era pateado en el piso, al mismo tiempo que colegiales lanzaban piedras a los dueños de los comercios que con palos trataban de defender sus puestos. La radio era una máquina de malas noticias. Saqueos en el puerto. La Gobernación de Riobamba era tomada por el Frente Popular. La CTG también hablaba de sumarse al paro. Cualquiera que tenía algo que protestar salía a la calle - era de ellos, de los radicales -: los de la Federación Universitaria, los estudiantes del Aguirre Abad contra los del Vicente Rocafuerte, los afectados por el robo en Monte de Piedad en Cuenca. Lourdes Tibán - líder indígena – felicitaba por los actos a la policía. Se pedía a la ciudadanía que permaneciera en casa y la reportera de Canal Uno exacerbaba el miedo pidiendo que pongan trancas a las puertas. En Telesur se hablaba de golpe de Estado. WTF? ¿no sólo se trataba de una protesta? Aunque después de todo estamos en Ecuador. Lo único que faltaba era alguien declarando la constitución de la República Independiente del Guayas.
Revisando Facebook varios de los contactos que tengo agregados ponían en sus estados que se encontraban en el centro de Guayaquil y no podían salir, que estaban asaltando el Supermaxi y robando los autos en los semáforos. Otros escribían que Correa se vaya a Venezuela y no vuelva, lo tildaban de maricón y expresaban todo el odio acumulado contra él, que los policías por fin estaban haciendo su trabajo. Algunos, por otro lado, criticaban a la policía por la inseguridad de la ciudad, mencionaban que no debían atentar contra la democracia, invocaban a Dios para que proteja al país y al Mandatario. Y unos cuantos, minoría, se divertían con mensajes de que la protesta era contra Maruri y no contra el presidente, que mañana iba a haber mucho material para “En carne propia”. Me gustó un debate: Steven después de escribir en el muro de Mariglen que el presidente era un maricón y un estúpido en varios mensajes con la misma idea, ella le contestó que al parecer él no estaba sufriendo sino que estaba muy divertido con la situación. Steven le dijo que estaba cabreado porque a su hermano lo habían hecho marchar hasta el Puente para defender al presidente, y que si no lo hacía lo botaban de su trabajo – una empresa pública –. Mariglen también le mencionó que a ella en la marcha de Guayaquil la obligaron a asistir. Pude darme cuenta de que no existe diferencia entre ambos bandos. En Ecuador quien puede utilizar la fuerza bruta y la imposición siempre ganará.
Se hablaba de que el Presidente estaba secuestrado en el hospital. Patiño invitaba a que vayamos a liberarlo. Las estaciones de televisión estaban en cadena nacional ininterrumpida y se notificó que hubo intentos de atentar contra las antenas de varias. Un oficial de policía decía que era falso lo del secuestro y que el diálogo para solucionar el inconveniente estaba dándose. Cualquier duda de que se trataba de un intento de golpe de Estado se despejó con la balacera y el rescate. A continuación la decepción: Correa libre en Carondelet decía que mucho debían aprender los oficiales y la oposición con este acto, lástima que no menciono lo que él había aprendido.
Acciones totalmente injustificadas como las del día de hoy pudieron haberse prevenido con la existencia de diálogo, invitando a participar a los involucrados y no imponiendo vetos con artículos que no fueron discutidos en las leyes en un principio. Esa es la lección de hoy, además de que pudimos conocer que el interés principal de la policía no es servir y proteger, y finalmente supimos hasta dónde son capaces de llegar - el oficial inmóvil en el rescate sigue cayendo en mi cabeza -.
Afuera, en la calle, que se ve tan lejos y vacía, suena una sirena. Seguramente nada bueno avisa.
Dudo que alguien hubiera imaginado que como gripe porcina se propagarían los levantamientos en los cuartes policiales luego de que el Regimiento principal de Quito y otro de Loja se declararan en paro, en rechazo a artículos de una ley en la que se le quitan beneficios adquiridos en el pasado. Menos aún si en principio se suponía que la manifestación duraría media hora. Sin embargo de un rato a otro todo el Ecuador se quedó sin el servicio público, y los gendarmes, como si estuviera todo planeado, se tomaron las ciudades. En Guayaquil bloquearon el acceso al Puente de la Unidad Nacional y se congregaron en la Av. de las Américas, en Babahoyo cerraron las vías de acceso al cantón, en Cuenca e Imbabura quemaron llantas en la vía Panamericana. En Quito las protestas eran mayores y a medida que pasaba el tiempo nos enterábamos de sublevaciones en Manabí, Esmeraldas, Chimborazo y otros lugares. ¿No saben los policías que con este tipo de protestas que terminan en un caos sin precedentes,Correa puede imponer ese régimen autoritario que todos temen; con restricciones a la prensa, militares en las calles y toques de queda? Sin sus uniformes, y nadie que los controle, son capaces de provocar más desmanes que cualquier otro grupo con bombas molotov en la mano.
Correa se sacaba la camisa y desafiaba a que lo mataran. Fue agredido con gases lacrimógenos y llevado al hospital. Al mismo tiempo se empezaba a escuchar del robo de una agencia bancaria en Portoviejo. Cerca de mi casa, en La Alborada, las calles parecían 1 de enero con los locales comerciales cerrados. Se rumoraba que en Plaza Mayor pandilleros estaban asaltando a transeúntes. En la televisión los ojos de Águila mostraban como el local de Jaher era vacíado - un hombre con una refrigeradora en sus espaldas se podía distinguir a lo lejos -. En la bahía un vendedor ambulante era pateado en el piso, al mismo tiempo que colegiales lanzaban piedras a los dueños de los comercios que con palos trataban de defender sus puestos. La radio era una máquina de malas noticias. Saqueos en el puerto. La Gobernación de Riobamba era tomada por el Frente Popular. La CTG también hablaba de sumarse al paro. Cualquiera que tenía algo que protestar salía a la calle - era de ellos, de los radicales -: los de la Federación Universitaria, los estudiantes del Aguirre Abad contra los del Vicente Rocafuerte, los afectados por el robo en Monte de Piedad en Cuenca. Lourdes Tibán - líder indígena – felicitaba por los actos a la policía. Se pedía a la ciudadanía que permaneciera en casa y la reportera de Canal Uno exacerbaba el miedo pidiendo que pongan trancas a las puertas. En Telesur se hablaba de golpe de Estado. WTF? ¿no sólo se trataba de una protesta? Aunque después de todo estamos en Ecuador. Lo único que faltaba era alguien declarando la constitución de la República Independiente del Guayas.
Revisando Facebook varios de los contactos que tengo agregados ponían en sus estados que se encontraban en el centro de Guayaquil y no podían salir, que estaban asaltando el Supermaxi y robando los autos en los semáforos. Otros escribían que Correa se vaya a Venezuela y no vuelva, lo tildaban de maricón y expresaban todo el odio acumulado contra él, que los policías por fin estaban haciendo su trabajo. Algunos, por otro lado, criticaban a la policía por la inseguridad de la ciudad, mencionaban que no debían atentar contra la democracia, invocaban a Dios para que proteja al país y al Mandatario. Y unos cuantos, minoría, se divertían con mensajes de que la protesta era contra Maruri y no contra el presidente, que mañana iba a haber mucho material para “En carne propia”. Me gustó un debate: Steven después de escribir en el muro de Mariglen que el presidente era un maricón y un estúpido en varios mensajes con la misma idea, ella le contestó que al parecer él no estaba sufriendo sino que estaba muy divertido con la situación. Steven le dijo que estaba cabreado porque a su hermano lo habían hecho marchar hasta el Puente para defender al presidente, y que si no lo hacía lo botaban de su trabajo – una empresa pública –. Mariglen también le mencionó que a ella en la marcha de Guayaquil la obligaron a asistir. Pude darme cuenta de que no existe diferencia entre ambos bandos. En Ecuador quien puede utilizar la fuerza bruta y la imposición siempre ganará.
Se hablaba de que el Presidente estaba secuestrado en el hospital. Patiño invitaba a que vayamos a liberarlo. Las estaciones de televisión estaban en cadena nacional ininterrumpida y se notificó que hubo intentos de atentar contra las antenas de varias. Un oficial de policía decía que era falso lo del secuestro y que el diálogo para solucionar el inconveniente estaba dándose. Cualquier duda de que se trataba de un intento de golpe de Estado se despejó con la balacera y el rescate. A continuación la decepción: Correa libre en Carondelet decía que mucho debían aprender los oficiales y la oposición con este acto, lástima que no menciono lo que él había aprendido.
Acciones totalmente injustificadas como las del día de hoy pudieron haberse prevenido con la existencia de diálogo, invitando a participar a los involucrados y no imponiendo vetos con artículos que no fueron discutidos en las leyes en un principio. Esa es la lección de hoy, además de que pudimos conocer que el interés principal de la policía no es servir y proteger, y finalmente supimos hasta dónde son capaces de llegar - el oficial inmóvil en el rescate sigue cayendo en mi cabeza -.
Afuera, en la calle, que se ve tan lejos y vacía, suena una sirena. Seguramente nada bueno avisa.
1 comentario:
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