25 de septiembre de 2010

Confiá que se viene Rodolfo

Termino de escuchar CONFIÁ y la verdad es que confío, aunque, como escribía Diego Fischerman en Página 12, resulte paradójico asimilar un disco de rock con ese título y que hable de optimismo, felicidad, equilibrio emocional y que venga con ritmos en algunas canciones que a ratos dan la sensación de estar en un karaoke, circo o una iglesia con varias coristas de soul. Algo que no se podría soportar si no se tratara de Fito Páez. Me gusta - no tanto como El amor después del amor, mucho más que Naturaleza sangre - y cada vez que vuelvo me parece mejor. Temas recomendables para la oficina, un viaje, las horas de tráfico, una cangrejada o reunión con los amigos sosteniendo, al menos, un vaso de guanchaca para aliviar las penas. Después de todo Fito es ese amigo que siempre te sale con algo bueno, del que quisieras saber su teléfono para romper en caso de emergencias y pedirle un consejo. Es una cuestión de actitud. El rosarino que detrás de los negros lentes de carey puede inspirarse con lo que sea: denle un piano y esperen a que una mosca pase cerca de su jardín y ya tiene una melodía. A lo bueno y malo le saca el zumo, como cuando después del asesinato de sus abuelas compuso Ciudad de pobres corazones.


Memorias de Spinetta, Charly García, Los decadentes, paseos por Rosario y largos viajes inundan las letras. Historias presentadas de la misma manera que esos montajes de recuerdo de las películas indies, con lindas niñas soplando dientes de león, una mesa y los amigos comiendo asados, un viaje y rayos de un cálido sol entrando al auto; otras hablando de las experiencias con la cocaína o duros rompimientos – poniendo en alto relieve la sabiduría adquirida –, pero en todas dejándose llevar, con una sencilla banda y la sinceridad de un cincuentón que aprendió a esperar que se escriba sola la canción, como canta en Tiempo al Tiempo. La intimidad del disco CONFÍA más esos otros himnos llamados Dar es dar, Polaroid de locura ordinaria, Tumbas de la gloria se escucharán el 1 de octubre en Ecuador.

El lugar aún no está confirmado, lo que se sabe es que será un concierto de carácter íntimo. El rosarino, su piano y la gente que lo escucha, de la misma forma que lo hizo en esa suerte de unplugged llamado No sé si es Buenos Aires o Madrid y sus discos Rodolfo y Moda y Pueblo. Tal vez sea Cuenca. Tal vez sea Quito. Habrá que planificar logística, presupuesto, volver a escuchar canciones guardadas en el tiempo, esos temas que algunos dicen, y con razón, que es lo mejor que tiene Fito - cantar desde el famoso pero no tan recomendable coro "todo yira y yira” hasta otros no tan conocidos –. Recuerden, si les sueno algo fanático, que este sitio, por el que alguna vez pasearon – hoy cumpliendo 300 posts –, lleva el nombre de una de sus canciones. Si no querés escuchar bancatelá dice otra

Que te guste la música de Fito es una contradicción al rock - pueden comprobarlo en en estas líneas que a ratos suenan a apología -, y sin embargo se disfruta de la buena vibra, que habrá a montones durante el concierto, tanta que al final de la noche, como canta en otro de sus nuevos temas, terminaremos viendo a la luna re-borracha... Confiá...

P.D. El tema que definitivamente quiero oír y después un par de canciones de CONFIÁ.








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