8 de marzo de 2009

Los dos ángulos de Mugabe

Coincidencias: Karl Marx estaba tan desesperado con el inicio de la revolución del proletariado, que al final de su vida apoyó (mediante escritos) grupos que atentaban contra los zares en Rusia; y Milton Friedman asesoró a Pinochet durante su cruel y sanguinaria dictadura, solo porque el difunto militar creía en el libre mercado como motor de desarrollo.


Un año atrás, el hombre que Pinochet utilizó como ejemplo de su descargo y al que Andrew Young lo definió como: “una combinación de pensador marxista y jesuita”, celebró, a través del fraude electoral (cuando la oposición por primera vez aparecía como favorita), 28 años en el poder. Este hombre es el octogenario Robert Mugabe. En el excelente artículo escrito por Miguel Ángel Morales Solís (Doctor en Relaciones Internacionales y Estudios Africanos), Robert Mugabe: Retrato del ídolo caído, Zimbabwe, lo curioso es que en la ascensión de este político, cuando asume el poder de Zimbabwe en 1980, recibió el apoyo de varios frentes occidentales, y sus primeros mandatos eran considerados como una real manera de hacer política en África.

Esto a pesar de que Mugabe siempre ha mantenido una visión particular de la democracia: No cree en el multipartidismo, lo considera un lujo del que debe librarse el tercer mundo; además de su radicalidad mostrada desde que era miembro de la guerrilla por la liberación de su nación. Aunque se debe reconocer que durante la época de oro del denominado “granero de África”, con altibajos, Mugabe generó estabilidad en el país, que fue vista y aplaudida incluso por ideólogos liberales como un signo de responsabilidad política. Y es que Mugabe no solo ha recibido felicitaciones o reconocimientos de Fidel Castro o del Primer Ministro iraní, otros personajes e instituciones también lo han reconocido. Fue nominado para el Premio Nobel de la Paz en 1981, fue presidente de la Organización para la Unidad Africana, Doctor Honoris Causa de la Universidad de Edimburgo en 1984, y uno de sus ministros: Bernard Chiderezo estuvo dentro de la terna de candidatos en la que se eligió, finalmente, a Koffi Annan como Secretario General de las Naciones Unidas.

El acoso de a la oposición y el encarcelamiento a los líderes eran cuestiones nimias para los medios e instituciones de izquierda (mayoritariamente) y de derecha. Sus esfuerzos y participación en la mediación de los conflictos en Mozambique, Ruanda o Los Grandes Lagos lo ponían en la palestra de los líderes del continente africano. Sus opiniones eran obligadas en cualquier periódico en temas como la nueva izquierda africana, el control de natalidad (Zimbabwe era un ejemplo a seguir) o el apartheid sudafricano. Con el ascenso de Mandela, en 1994, la luz de Mugabe empezó a apagarse.


El inicio del fracaso de los gobiernos (algunos supuestamente ganados por fraude) de Mugabe comenzó con su negativa a involucrarse en estrecha alianza con Rusia y dedicar sus esfuerzos a que Zimbabwe sea considerada como una nación no alineada. Con los Estados Unidos su enemistad se dió por la participación en la mediación de la Guerra civil del Congo, y el hundimiento económico del país se acentuó con la huída y el asesinato de los propietarios de tierras blancos, lo que llevó a los intentos de embargos, retiro de títulos honoríficos y las críticas por falta de democracia.


Morales termina su artículo señalando que noticias que antes parecían pequeñas como las protestas por el alza de precios o la cruzada homofóbica de Mugabe son ahora tratadas con mayor atención. Su modo de gobernar no ha cambiado mucho, sin embargo la imagen que presentan los medios occidentales (y eso si la presentan porque ya nadie se acuerda de Zimbabwe) está muy distante del líder africano democrático (China y Rusia aún lo respaldan).

El analista africano Masipula Sithole mencionaba en el año 2002 que el empeño de Mugabe a la educación (85% de la población alfabetizada) era cavar su propia tumba. Masipula se equivocó, porque en la actualidad Zimbabwe tiene una inflación de 2,2 millones por ciento, una tasa de desempleo del 80%, varias crisis sanitarias que afectan a parte de la población. Sin embargo el 21 de febrero Mugabe celebró su cumpleaños número 85 con una fiesta que incluyó 4 mil porciones de caviar, 3 mil patos, 16 mil huevos, 8 mil cajas de bombones y varios de sus compinches.

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