Theodore Kacsynzki fue profesor de la Universidad de California hasta 1970, año en que decidió romper con la civilización. Vivió solo en una cabaña en las montañas y desde 1978 hasta 1995 se convirtió en el hombre más buscado de EUA. Colocó 16 bombas, dejando 3 muertos. Realizó los atentados por el deseo de regresar a la humanidad a una "vida salvaje" a través de "la destrucción de la sociedad industrial moderna”.
Además de esta drástica y sanguinaria manera de querer imponer el buen vivir, que también la practicó en el cine la villana de Batman, Poison Ivy. Algunas organizaciones ecologistas dan la sensación de mantener posiciones igual de radicales, con sus pensamientos de la conservación como algo fuera del desarrollo y del hombre.
Mac Chapin en su texto “Un reto a los conservacionistas” nos dice que hace algunos años estas entidades tenían en sus planes, el establecer alianzas naturales junto a los pueblos indígenas, trabajando con las comunidades locales. Planes que fracasaron y se reemplazaron (a partir de la los años 90) por un nuevo enfoque de prioridades hacia estrategias de conservación amplias. Y la importancia de la ciencia y no las realidades sociales, fue lo que determinó la agenda.
La historia de hostilidades empezó en los años 80, cuando los biólogos comienzan a dejar sus proyectos urbanos y se dirigen hacia locaciones lejanas, sin la intención de establecer contacto o compartir con las personas que desde hace muchos años ya vivían en esos lugares. De ahí en más, mientras aumentaba la cantidad de científicos en el área, también subía el número de quejas por parte de los nativos. Y aunque en un principio se quisieron establecer las alianzas ya mencionadas, la realidad es que las agendas fueron manejadas por los ecologistas, sin consultar o incluir a los pueblos indígenas.
¿Qué tal si después de que los ayudamos, de repente deciden talar sus propios bosques? es la pregunta de los científicos. Y las palabras del paleontólogo Richard Leakey: “el interés mundial por la biodiversidad puede en ocasiones estar por encima de los derechos de la población local” son algunas manifestaciones de argumentos utilizados por grandes ONGs de corte ecológico para no participar en cuestiones políticas relacionadas con actividades de explotación de recursos naturales o la pobreza que azota las comunidades, teniendo en cuenta que las principales implicadas: World Wildlife Foundation (WWF), Conservación Internacional (CI) y The Nature Conservancy (TNC), reciben parte de sus fondos de grandes empresas como Shell, Exxon, Mosanto o Chevron.
Así, con el pensamiento de que “un parque tendría que ser un parque y no debería haber gente que lo habitara”, en Uganda, Tailandia, India y otros países, se han desplazado a aproximadamente 15 millones de personas, de sus hábitats naturales, no por actividades ampliamente rechazadas como la maderera o minera, sino por la conservación de áreas.
Traigo a contación esta historia, después de haber escuchado las expresiones del presidente ecuatoriano en El Aromo, y aunque Martha Roldós no es una ecologista radical como los de las líneas anteriores, viniendo ella en representación de la sociedad. Él la mandó callar y la trató de majadera por enemiga del progreso, sin saber distinguir entre una radical y una preocupada por las personas. Quedando constatado una vez más, que tenemos un mandatario camaleón, que en su campaña se tildaba de progresista y verde, y ahora no sabemos lo que es ni para donde va.
Fuentes:
Un reto a los conservacionistas: ¿Podemos proteger los ecosistemas naturales sin abusar de la gente que vive dentro de ellos?, por Marc Chapin para World Watch.
www.coinbio.org/Articulos/ChapinRespEsp.pdf
Los refugiados del conservacionismo, por Mark Dowie.
http://www.revistapueblos.org/spip.php?article531&var_recherche=desplazados%20de%20la%20conservacion
Martha Roldós agradece que la llamen majadera, por diario EL MERCURIO de Cuenca.
http://www.elmercurio.com.ec/web/titulares.php?seccion=fzuyEtT&codigo=7TuXhcDue2&nuevo_mes=07&nuevo_ano=2008&dias=17¬icias=2008-07-17
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