16 de julio de 2008

Crónica del diario escribir

10h43: Mucho sueño. Eso pasa por quedarme viendo televisión hasta la madrugada me digo. Ganas de escribir después de un bostezo. Me justifico diciendo que es una necesidad, un acto de liberación para no explotar. 11h02: ¿Qué paso en la última media hora? Creo que nada: Sentarme un rato frente a la pantalla; mi mano tocando mi cabello (materializando no tener ninguna idea); y reflexionar en que lo mejor es preparase un café para despejar la mente.
Bebo el café y nada, ninguna idea o interés por contar algo. No soy cuentista dice una voz interior, ahí recuerdo que me limito a escribir de lo que he leído y no trato temas personales, ¿será porque existen cuestiones más importantes?, pero por ahora solo estoy yo. Pareciera que en mi cerebro el mundo desapareció. Es como lo dicho por Ernesto Sábato, que para nosotros la realidad es lo que vemos, para nosotros no existe un continente africano lleno de hambrientos. Y mis problemas son imprimir un informe antes que llegue el jefe, comprar la comida al perro y no saber sobre que escribir.

Sigo medio dormido y ya no hay café. Estaba pensando en algo de vino. Lo aprendí de Facundo Cabral, repite mi cabeza. La hoja de Word está en blanco, así que con temor me decido por redactar algo personal. No sé que me ha hecho salir del molde y dejar de recitar estadísticas y opiniones de otros que conjugo con las mías. Para ese algo personal solo tengo a Fito Páez que me dice: Cuando estés así, sácate al diablo de tu corazón. Trato de hacerle caso y mis dedos empiezan a tocar las teclas, y una hora después ya están todas estas letras en la pantalla, y Fito sigue ahí pero ahora junto a Sabina, repitiendo Maldito seas Satanás quitate el antifaz que en este espejo no cabemos los dos. Sí, delirium tremens sería un buen título pero mejor no.

La locura de pensar que a alguien le van a gustar estas líneas no sé porque es: Depresión no creo y el ego no está elevado. ¿En qué he estado la última semana que me tiene así: Poco objetivo y poco analítico? Bastante metido en el análisis de los Objetivos del Milenio estuve, pienso. Enterándome que el 32 por ciento de ecuatorianos son indigentes, 9 por ciento analfabetos y otros datos más, que muestran personas sin oportunidades a una vida digna.

¡Qué duro es trabajar en la cooperación! cavilo por un segundo, sintiendo que estupideces también salen de mi cabeza. Sin darme cuenta de la magnitud del entorno donde laboro, no porque cambia la vida de personas, sino porque soy un espectador en primera fila de las pocas cosas positivas que se están llevando a cabo, aún con el sin número de errores y horrores de la cooperación.

Por fin me dan ganas de escribir y de seguir trabajando en la cooperación, pero por el momento dejo a Amy Winehouse salir por los parlantes, me relajo un poco y sigo pensando en ese letrero en Montecristi que dice faltan once días para dejar atrás el pasado. Y que avanza cada día hasta la culminación de la Constituyente que áun no sabemos si es buena o mala.

El cartel de los ODM debe decir faltan 6 años para… y si se logran en el 2015, espero decir algo parecido a un golazoo hijueputa, motivación suficiente para seguir creyendo.

Fuentes:
SIISE Sistema integrado de indicadores sociales.
Sobre héroes y tumbas, de Ernesto Sábato.

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