1947. D.C. JARVIE, COLUMBIA BRITÁNICA.
Una serie de artículos de cinco periódicos diferentes cuentan
los acontecimientos sangrientos y el heroísmo individual asociado con esta pequeña aldea
canadiense. Los historiadores sospechan que el transportista Mathew Morgan, un cazador de la zona, regresó a la aldea una noche con un
misterioso mordisco en el hombro. Al amanecer del día siguiente, veintiún zombis merodeaban por las calles de Jarvie. Devoraron por completo a nueve personas. Los quince humanos que quedaban hicieron una barrera en la
oficina del sheriff. Un disparo fortuito
de uno de los ciudadanos aguerridos demostró lo que podía hacer una bala en el cerebro. Pero para entonces la mayoría de las ventanas estaban cubiertas, por
lo que nadie podía apuntar con sus
armas. Planearon trepar hasta el tejado,contactar con la oficina de teléfono y telégrafo y avisar a las autoridades en Victoria. Los supervivientes estaban a mitad
de camino por la calle cuando
los gules percibieron su presencia y les dieron caza. Un miembro del grupo, Regina Clark, les dijo a
los otros que continuaran mientras ella
detenía a los no muertos. Clark, armada únicamente con una carabina MI de EEUU, dirigió a los zombis hasta un callejón sin salida. Los testigos insisten
en que Clark lo hizo a propósito,
reuniendo a los no muertos en un lugar limitado que le permitiera alcanzar a un máximo de cuatro objetivos a
la vez.Con una puntería fantástica y
un tiempo de recarga pasmoso, Clark eliminó a todo el grupo. Varios testigos aseguran que vació
un peine de quince balas en doce
segundos sin fallar un solo tiro. Más pasmoso aún resultó que el primer zombi al que derribó fuera
su marido. Fuentes oficiales
tachan el suceso de «exposición inexplicablede violencia pública». Todos los artículos que salieron en el
periódico se basan en lo que dijeron
los ciudadanos de Jarvie. Regina Clark se negó a ser entrevistada. Sus memorias siguen siendo un
secreto guardado por su familia.
De Gula de supervivencia zombi, Max Brooks.
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