« MEMO AL FILE. ¡Fírmelo por favor!» ¿Qué? WTF? ¿Por qué? « No lleva la credencial, siempre debe llevarla.» La miro como si se tratara de una broma, creo que en cualquier momento me van a mostrar la cámara escondida. No es así. Frunce el ceño. Le pregunto si eso no es sólo para cuando hago visitas al campo, que en la oficina no hay necesidad. Frunce más el ceño. Una vena le marca la frente. ¿Nostalgia? ¿Falta de ideas? ¿El pensamiento que es la única forma de control? ¿Así se lo enseñaron en casa? Media hora antes su asistente hace una inspección: «los zapatos son negros y no cafés», «quítese el abrigo antes de entrar», «tiene dos minutos de retraso» son los reclamos con tono de superioridad a otros compañeros. Y yo que pensaba que ya era un profesional y por fin terminaba de aguantar tanta idiotez, ahora me quieren poner uniforme... y tengo una inspectora que revisará que cumpla. He vuelto a la escuela…
Cualesquier argumento por más racional que sea, cualquier excusa será vetada. Hay que defender el pensamiento fundamentalista al máximo. Se colocarán minas, se amenazarán con bombas a los que no cumplan. Se darán razones equivocadas pero que se implementan en otros sitios. El trabajo no se califica en base al desempeño sino según qué tan obediente eres. Me aferro a mi trinchera pensando que es una guerra que difícilmente gane. Sin embargo nunca me tomarán de rehén. Aunque no parezca, aunque otros me digan que me eche al dolor, este es un frente muy importante. Mucho está en juego.
Lo peor es que no es el único lugar donde te tratarán de esa manera. En cualquier otro sitio de cuatro paredes con otros como tú y con otros que creen ser superiores, te harán lo mismo. Tus jefes a punta de nalgadas y reproches querrán imponerte su filosofía, sus reglas, su ritmo como a un infante que se debe educar. Es algo típico en Ecuador. Nunca salimos de la escuela, tal vez la verdadera teta. Nos encanta. Te hablarán de algún proyecto de la misma forma en que mantenías conversaciones en la universidad, esperando que tu jefe te ponga una buena calificación luego de entregarle un documento ultra-académico (buena nota por presentación del cuaderno): hablando de ventajas comparativas, de implementar una estrategia hacia arriba y hacia abajo; todo eso en lugar de decirte que tienes que hacerte amigo de los proveedores, que tendrás que darles una botella de whisky de vez en cuando al tipo que conduce el camión para que te traiga pronto los pedidos, que los clientes no son tontos y que si no les das alguna promoción de vez en cuando caminarán diez metros y se irán con la competencia… Ante cualquier problema cortarán por lo fácil: si alguien va mucho al baño, pues se cortará el acceso al baño; si a un imbécil lo encontraron viendo porno, adiós internet para todos. Querrán que cumplas un reglamento a rajatabla, que como soldado raso practiques las disposiciones sin chistar, sin razonar.
¿Será por eso que se le permiten muchos abusos a los policías, como si estuviesen haciéndote un favor? ¿Será por eso que no reclamamos a los gobernantes hasta cuando en serio estamos hartos? ¿Será por eso que tomamos pocas veces la iniciativa? ¿Será por eso que nos quedamos callados cuando es la hora de hablar, con el temor a que el maestro nos califique mal? ¿Será por eso que ni bien recibimos buena plata compramos un automóvil para hacerlo taxi amigo o emprendemos algún negocio que un millar de personas lo habían hecho antes? ¿Será que los jefes llevan a cabo tan jodidos controles para justificar sus labores en lugar de ver por lo que en serio importa, pero resulta tan difícil de alcanzar?
Bukowski decía que (siempre es bueno citar al viejo Hank en una cabrera situación) tendrás que inspirarte en cualquier lado, en una mina de carbón o donde sea, con el llanto de un niño… Es más difícil de lo que parece con la policía soplando la nunca... Después de negarme a firmar el MEMO y escuchar un sermón de que no puedo hacer lo que me dé la gana, para mis adentros lo único que puedo repetir son las sabias palabras de ese ficticio pero iracundo escritor de New Orleans: You fuck you, you fuckin’ fucks…
Cualesquier argumento por más racional que sea, cualquier excusa será vetada. Hay que defender el pensamiento fundamentalista al máximo. Se colocarán minas, se amenazarán con bombas a los que no cumplan. Se darán razones equivocadas pero que se implementan en otros sitios. El trabajo no se califica en base al desempeño sino según qué tan obediente eres. Me aferro a mi trinchera pensando que es una guerra que difícilmente gane. Sin embargo nunca me tomarán de rehén. Aunque no parezca, aunque otros me digan que me eche al dolor, este es un frente muy importante. Mucho está en juego.
Lo peor es que no es el único lugar donde te tratarán de esa manera. En cualquier otro sitio de cuatro paredes con otros como tú y con otros que creen ser superiores, te harán lo mismo. Tus jefes a punta de nalgadas y reproches querrán imponerte su filosofía, sus reglas, su ritmo como a un infante que se debe educar. Es algo típico en Ecuador. Nunca salimos de la escuela, tal vez la verdadera teta. Nos encanta. Te hablarán de algún proyecto de la misma forma en que mantenías conversaciones en la universidad, esperando que tu jefe te ponga una buena calificación luego de entregarle un documento ultra-académico (buena nota por presentación del cuaderno): hablando de ventajas comparativas, de implementar una estrategia hacia arriba y hacia abajo; todo eso en lugar de decirte que tienes que hacerte amigo de los proveedores, que tendrás que darles una botella de whisky de vez en cuando al tipo que conduce el camión para que te traiga pronto los pedidos, que los clientes no son tontos y que si no les das alguna promoción de vez en cuando caminarán diez metros y se irán con la competencia… Ante cualquier problema cortarán por lo fácil: si alguien va mucho al baño, pues se cortará el acceso al baño; si a un imbécil lo encontraron viendo porno, adiós internet para todos. Querrán que cumplas un reglamento a rajatabla, que como soldado raso practiques las disposiciones sin chistar, sin razonar.
¿Será por eso que se le permiten muchos abusos a los policías, como si estuviesen haciéndote un favor? ¿Será por eso que no reclamamos a los gobernantes hasta cuando en serio estamos hartos? ¿Será por eso que tomamos pocas veces la iniciativa? ¿Será por eso que nos quedamos callados cuando es la hora de hablar, con el temor a que el maestro nos califique mal? ¿Será por eso que ni bien recibimos buena plata compramos un automóvil para hacerlo taxi amigo o emprendemos algún negocio que un millar de personas lo habían hecho antes? ¿Será que los jefes llevan a cabo tan jodidos controles para justificar sus labores en lugar de ver por lo que en serio importa, pero resulta tan difícil de alcanzar?
Bukowski decía que (siempre es bueno citar al viejo Hank en una cabrera situación) tendrás que inspirarte en cualquier lado, en una mina de carbón o donde sea, con el llanto de un niño… Es más difícil de lo que parece con la policía soplando la nunca... Después de negarme a firmar el MEMO y escuchar un sermón de que no puedo hacer lo que me dé la gana, para mis adentros lo único que puedo repetir son las sabias palabras de ese ficticio pero iracundo escritor de New Orleans: You fuck you, you fuckin’ fucks…
2 comentarios:
¿"seño" Raúl o ceño?
Saludos, Max
Toda la razón Max, un lapsus brutus. Ya lo corrijo...
Gracias y saludos
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