Resulta extraño ver una película de Peter Jackson en la que no aparecen orcos, gigantes y sabios árboles, elfos, caballeros de Rohan o furiosos gorilas que pelean en una isla contra dinosaurios; y en la que se escucha rock ´n roll de los setentas y se nos presenta un barrio con coloridas casas de clase media de la costa este de los Estados Unidos, donde la vida al parecer es perfecta, sin saber que se esconden oscuros secretos en los sótanos y bosques cercanos. Pareciera un trabajo más para Tim Burton, Sam Mendez, David Lynch o el tipo que dirige los episodios de Desperate Housewives. Porque veamos. Ahora pensándolo bien The lovely Bones tiene mucho de lo que sucede en el vecindario donde residen las amas de casa desesperadas, sin embargo Jackson en su intento de contar una historia común no lo hace mal.
¿Qué hay más allá de la vida? Susie, el personaje principal, no lo descifra, no habla mucho de eso. A ella más le importa lo que hacen los vivos, el mundo de donde fue arrebatada por un pedófilo. Observa como continua la vida de su familia en su ausencia y también sigue los pasos de su asesino. El paraíso es una puerta abierta que la pueda cruzar cuando quiera. Aún no quiere dar ese paso. Prefiere quedarse en el pasado, con sus recuerdos y viendo lo que algún día pudo ser. Nos cuenta su vida hasta los catorce años, sus sueños, la relación con su padre, la primera vez que se enamoró, sus miedos, el no haber percibido que alguien la seguía y su muerte, siendo engañada por un maestro en aprovecharse de la inocencia, en una primera media hora notablemente relatada, en la que uno le agarra cariño al personaje principal, espera que le vaya bien y una sensación de impotencia viene al saber el peligro que corre. Luego la película cae en un bajón cuando Jackson muestra el mundo de los muertos. Un mundo lleno de efectos especiales, casi una recompensa después del horror, pero al final lo visto simplemente resulta un bello conjunto de imágenes; y se recupera, sin volver a tener el ritmo original, cuando se sigue mostrando a los vivos continuando sus existencias, las huellas dejadas en sus hermanos, en su padre obsesionado con encontrar a la persona que se la quitó, a su madre que tiene únicamente el deseo de escapar e irse lo más lejos posible. Personajes al principio casi muertos, accesorios de la vida de Susie que era lo único importante, destacando, además de la adorable Saoirse Ronan (quien le da vida a la heroína - víctima) la actuación de Stanley Tucci (su asesino), el vecino aparentemente tranquilo y reservado, que convincentemente y perturbadoramente representa alguien en el fondo enfermo, y Susan Surandon cada vez que aparece en su papel de abuela indispuesta a envejecer.
El mundo continúa girando cuando nos vamos, las personas siguen caminando en nuestra ausencia, y aunque se dejan huellas en quienes estuvieran más cerca, que la mayoría de veces constituyen nuestra verdadera realidad (y no, digamos, las noticias con personas asesinadas en el medio oriente), ellos no tienen la opción de apretar un botón que diga pausa. Susie ahora lo único que puede hacer es contemplarlos, desearles que les vaya bien y seguir por su nuevo camino.
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