No encontré el otoño en Buenos Aires. Todos los días de la capital argentina eran llenos de sol, sin ninguna humedad y en la noche solo necesitabas un ligero abrigo. Un clima parecido al de una ciudad de la sierra ecuatoriana. Entonces me fui al Uruguay y por fin encontré el otoño, transformado en una trémula tormenta que me molesto por tres horas en el Buquebus. Y también por tres horas (no necesitas más si quieres verla superficialmente) estuve en Colonia, una ciudad que trababa de ser colorida en medio de un frio pero agradable (y novedoso) otoño.
Gracias joshua... estaré revisando tu blog
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