27 de junio de 2009

Portafolio porteño

Siempre he tenido de afición a la fotografía. Acá dejo diez imágenes que no sé si le hagan justicia a Buenos Aires, sólo sé que hay un par de historias detrás de ellas.

1. Después de un largo viaje desde Ezeiza hasta la plaza constitución (me arriesgué a ir en tren, aunque no es tan peligroso como me lo decían) y perderme por varias horas, esta fue la primera imagen que tuve del Buenos Aires de agencia de viajes.



2. En la lectura de Sobre heróes y tumbas, siempre pensé que el Parque Lezama era un lugar existente solo en la imaginación de Sabato. Cuando supe que estaba a pocas cuadras de donde me hospedaba tenía ansías de capturar a Alejandra con su belleza soberana o a Martín durmiendo entre las estatuas.



3 y 4. A manera de prejuicio, mi pensamiento sobre las ciudades argentinas eran pensamientos en gris. Ciudades sobrias, europeizadas, snobs. Caminar por San Telmo fue una cachetada al descubrir calles llenas de vida, con cierto toque de carnaval permanente.






5. En San Telmo un día domingo descubrí la mayor cualidad que tienen muchos argentinos. Muchos se dedican a hacer realmente lo que les gusta, aunque sea un día a la semana. Salud a ellos.


6 y 7. Recoleta me parecío algo sobrio, elegante, para andar vestido de marca con gabardinas y peinados de gomina. Agradable para la vista, pero el sol se había ido. Así que era buen momento para encerrarse en sus museos, galerías e iglesias.




8. Caminar por Caminito resulta algo falso, uno se siento hipócrita de estar ahí. A todos los que les pregunté cómo dirigirme hacia el arroyito me advirtieron de la peligrosidad del lugar. No fueron los tangos ni la chacareras ni el bife, pero esas advertencias de peligro me recordaron algo a casa.


9 y 10: Al principio de la película The dreamers de Bertolucci, el personaje interpretado por Michael Pitt dice que sólo los franceses utilizan a un palacio como cine. Con el Ateneo se puede hacer semblanza en Argentina, y sin lujos pero para perderse en ellas tienes las plazas dedicadas a los libros, como esta que encontré en Plaza Italia.



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