De alguna u otra forma, a todos los hombres las mujeres nos marcan, nos tatúan con tinta imborrable que traspasa la piel y llega a las células más recónditas, con el riesgo de que se vuelva una infección necrótica y nos mate por dentro. En un principio es la vieja abnegada y preocupada, la abuela con su sabiduría y moral de antaño, un par de tías desquiciadas; y cuando uno crece alguna compañera del colegio, de la universidad, del trabajo o alguna que te presentan inesperadamente, de esas que uno cree que jamás podría conocer a alguien así. Y Fito Páez, definitivamente, es el tipo más marcado por las mujeres que he visto. Las tiene metidas en la cabeza, y esos recuerdos, pasajes, memorias de todas sus conocidas o inventadas ahora él los usa a su antojo. No lo digo simplemente por su disco titulado “Mi vida sin ellas”, ni por la estrofa de “Al lado del camino” que canta: “mi padre, la cerveza, las pastillas los misterios el whisky malo/ los óleos, el amor, los escenarios/ el hambre, el frío, el crimen, el dinero y mis diez tías/ me hicieron este hombre enreverado”, sino porque el día sábado, en un fin de semana puertas adentro, tuve la chance de ver su película “¿De quién es el portaligas?”, donde en 24 pulgadas claramente se puede descifrar como las mujeres lo han trastornado (para bien de algunos que degustamos de las canciones del rosarino canaya de corazón).
A Fito, desde hace algunos discos atrás, los críticos le han restregado que ya ha perdido la magia y la calidad de sus obras está bastante distante de lo que ofrecía a principio de los noventa. Y algo de razón tienen, con canciones como “Salir al sol” que parece la hermana con embolia de “Y dale alegría a mi corazón”. Pero Fito ya cumplió dando un legado al mundo con sus letras y todo lo que hace ahora es pura y neta diversión. Y después de todo, sus canciones de últimos discos no san tan malas, tienen onda. Con “¿De quién es el portaligas?” pasa lo mismo: Fito también tiene ganas de divertirse y además él estudio cine, así que tal vez los reparos son de más, aunque esta peli cosecha mejores opiniones que la anterior, porque algunos nunca pudieron concebir que el cantante de “dar es dar” tratara un tema tan sensible como la dictadura con “Vidas privadas”. Fito quería la revancha, ganar holgadamente y gustando, así que juntó a varios de sus amigos como al negro Fontanarrosa, Fabiana Cantillo, su esposa Romina Ricci, entre otros y decidió rodar el film en su natal Rosario (ambientada en los ochentas con pinta de "Volver al futuro", "Robocop" o el peinado de Ceratti cuando cantaba “Nada personal”). La plata no le debió haber sido muy difícil de conseguir, así como la idea loca que es la película, porque de esas debe tener montones que le vuelan por esa cabeza con peinado de Tim Burton, ahora que es director.
Alfred Hitchcock definía al término MacGuffin, empleado en el cine, con la historia: “Dos viajeros se conocen en un tren. Uno le dice al otro: ‘Perdone, señor, pero ¿qué es ese paquete de curioso aspecto que está encima de su cabeza'. ‘Ah, es un MacGuffin’. ‘¿Y para qué sirve eso?’ ‘Sirve para atrapar leones en las montañas de Escocia’. ‘Pero si no hay leones en las montañas de Escocia’. ‘Ah, entonces, no es un MacGuffin’". Y la ópera prima de Fito tiene mucho de MacGuffin. ¿De quién es…? empieza con una especie de clon de él mismo (mismo peinado, misma forma de actuar), que llega de viaje de la Alemania comunista y en su maleta aparece un portaligas que su novia lo encuentra y se obsesiona con la historia de este. La novia tiene dos amigas inseparables y de este disparate (MacGuffin = Portaligas) surge una pelea entre la novia y una de sus amigas que termina en un accidente de moto de la primera y la necesidad de un trasplante de corazón. Sus dos amigas inseparables deciden buscarle el corazón, lo que dará origen a la delirante historia. La idea de la película es también un MacGufin porque más allá de contar una historia, Fito como parte de la cultura pop llena el film de un montón de clichés que mezclan mujeres neuróticas con apariencia de chicas Almodóvar, personajes salidos de películas de Tarantino, madres de familia que se visten como Julieta Venegas (que seguramente le copió el estilo a algún ícono ochentero con estilo punk y este a su vez se lo copió a algún indio Apache, que fue el único sin recibir un céntimo por vestirse así); además de una edición que intercala escenas: una seria sin música y en colores oscuros para seguir a una disparatada con melodías de locos; un guión con algunas genialidades, especialmente cuando conversan las tres amigas (y al final de cuentas esa es la historia: las tres amigas que están ahí juntas, pese y contra todo); todo con una ambientación ochentera, que pareciera salir de un cruce de ideas, entre tragos (faltaba más), de Jodorowsky y Andy Warhol.
¿De quién es el portaligas? es tal vez una película que no se la recomendarías a algún familiar, y puede que por allí vaya la crítica. La disfruté aunque a partir de las escenas del secuestro esta se diluye, además que seguramente quedará grabada en mi cabeza más por el hecho de que está dirigida por Fito que por su calidad artística. Cuando vi el tráiler me esperaba algo del estilo de “Fue amor”, “Giros”, o “Brillante sobre el mic”, pero me encuentro algo más del estilo “Circo beat”, “Polaroid de locura ordinaria” o como el video de “Dos en la ciudad”. Esta comparación a pesar de que el muy hijueputa de Fito solo tiene una canción propia dentro de la película (por ahí sale vestido de mujer en una pequeña escena en el hospital): “Enloquecer” del disco “El mundo cabe en una canción”. Suena como la hija de “Y dale alegría a mi corazón” y “Salir al sol”. No es genial pero para el final del rollo es perfecta.
Enloquecer.
No hay nada que el tiempo, amor,
no cure y no lave,
no hay nada en tu corazón
que algún día no se quiera ir;
cortala, no exageres,
no seas tan drástica,
por fin sacudítelo,
si no nunca vas a ser feliz.
Llevá los golpes de la vida
mañana va a ser otro día
hoy mejor vayámonos al cine.
Tan sólo es el tiempo, amor,
nos lleva adelante,
entiendo de tu terror
de que todo se termine aquí.
Lo que hay en tu corazón
te abriga y te chala,
me pierde y me da calor,
nos volea y nos hace reír.
Nos queda el resto de la vida,
no creo que haya una salida,
sólo quiero darte cosas simples…
y un maravilloso amanecer,
y un maravilloso amanecer.
Si te vuelvo a ver
si te vuelvo a ver
si te vuelvo a ver
me voy a enloquecer,
si te vuelvo a ver
si te vuelvo a ver
te voy a enloquecer.
Nos queda el resto de la vida,
no creo que haya una salida,
sólo quiero darte cosas simples…
y un maravilloso amanecer,
y un maravilloso amanecer.
Si te vuelvo a versi te vuelvo a ver
si te vuelvo a verme voy a enloquecer,
si te vuelvo a ver
si te vuelvo a ver
te voy a enloquecer
te voy a enloquecer
me voy a enloquecer
me voy a enloquecer.
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