24 de marzo de 2011

Niños malditos

Noventa pesos me dijo el vendedor de la librería de la calle Corrientes mientras se amarraba una coleta. Hice cuentas y eran casi treinta dólares para la época. Noventa mangos resultaba mucho si todavía me faltaba recorrer kilómetros y kilómetros de la avenida repleta de novelas y cuentos a precio de liquidación. Quise hacer la de muchos de esos argentinos en la misma situación que yo, que lo hacen para pasar la tarde o por una verdadera pasión. Hacer eso de quitarle el envoltorio de plástico a la novela, sentarme en alguna escalera, en completa soledad, y empezar a leer lo escogido. Se veía muy delgado, más pretencioso de lo que parecía o me imaginaba que podía hacer, y poco memorable. Quería algo que si iba a pesar en mi mochila y recorrer medio continente sea de tanta importancia como llevar un pulmón de transplante para un familiar, o como la maleta de metal que llevaba por toda Francia el tipo en Ronin. El nombre de Tim Burton no me convenció en esa ocasión. Ahora me arrepiento.

La melancólica muerte del chico ostra es un poemario (¿o libro de cuentitos?) que se puede leer en poco más de una hora. Me arrancó una sonrisa. Ahora todo lo digo y veo en rimas. Y eso que no es tan divertido. Aunque sus personajes son niños, no son relatos para infantes. Son para mayores que quieren recordar los viejos tiempos, la infancia. Burton crea un mundo lleno de crueldad, ironía, histeria; de niños malditos, pocos normales, totalmente freaks con los que te identificas de una. El dolor y la muerte siempre están presentes. Pocos finales felices hay (antídoto para la cursilería de los cuentos de hadas). Sin embargo sirve para cualquier rato de amargura, para desconectarse de la realidad y olvidar los fondos de reserva, la mala atención en el IESS, las deudas, porque lo que se ve y lee (demoníacos gráficos de trazo sencillo) tiene esa esencia de un pequeño de diez años que ha vivido siglos, que habla con la verdad, llenando hojas de personajes malditos.

No resulta indispensable pero es una suerte (como aire fresco, perfecto para esos viajes de trabajo) que Scribd lo haya publicado en su versión completa…


P.D. Por equidad de género dejo dos buenos. Uno de niños y otro de niñas...
CHICA VUDÚ:



CHICO MOMIA:

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