13 de febrero de 2011

Dancing in the dark

Uno. Ahora que lo recuerdo, desde que tengo uso de razón estoy enamorado de Natalie Portman. Esa cara de muñeca, ese suave perfil, facciones perfectas, su ternura, su fragilidad. Eterna juventud. Todo comenzó más de quince años atrás cuando apareció junto a Jean Reno y el increíble Gary Oldman en una película de Luc Besson. Tranquilos… tranquilos que no son pensamientos pedófilos; teníamos la misma edad (o ella es mayor, creo). Luego de princesa de otra galaxia en Star Wars, de novia perfecta con Garden State, y de irresistible y misteriosa bailarina en Closer. Scarlet Johansson está mejor dotada y Megan Fox levanta más miradas, pero la actriz graduada en Harvard es como la vecina de al lado de toda la vida, o la compañera de curso con la que compartiste seis años en el aula. Contemporánea. Por eso resulta emotivo y satisfactorio verla metida de lleno en un papel tan difícil como el de anoréxica-lesbica-virginal-inocente-bailarina de ballet en Black swan, y no sólo haber sobrevivido sino haber salido victoriosa en el intento.

Dos. Queda comprobado, con Black swan, que la obsesión es el tema principal de las películas de Darren Aranofsky. Repite la fórmula de Requiem for a dream y The Wrestler; sólo que en lugar de utilizar los vicios de la cultura americana o la búsqueda de la fama, de lo que va es de tratar de encontrar la perfección. En medio una bailarina de ballet, conocedora de toda la técnica pero frígida, con un papel que le puede costar la cordura y un entorno que no la ayuda.

Las palabras de Vincent Cassel, al inicio, cuando menciona que lo que busca con su nueva versión del Lago de los cisnes es mostrar la historia desde un lado visceral, cruel y real, pueden servir para describir lo que se intenta con la película. Presentar el dark side del ballet: la bulimia para mantener el peso, la sobreprotección de una madre que trata a una hija de 28 años como si tuviera 15, los huesos rotos, los pies sangrantes, la feroz competencia (Mila Kunis es una hiperrealista), el meterse en un personaje y volverse loco en el trayecto (Nina desde el inicio está perturbada y la presión del papel es el detonante). Para eso Aranofsky utiliza esa marca de la casa suya, en los planos desde atrás cámara en mano, dejando ver la vida de la protagonista. Y esa balletista totalmente quebrada e indefensa, con la perfección entre ceja y ceja, le permitió al director ir más allá que en sus otras historia y no dar vuelta atrás, sobrepasando los límites, jugando con la mente, siendo destructivo; con escenas que a ratos rayan en lo absurdo y se vuelven chocantes. Sin el compromiso de ser amable ante los espectadores, nauseabundo. La cosa no va por el lado de te gustó o no. Black swan tiene varios momentos que parecen una terapia de electroshocks, totalmente perturbadores; y a excepción de los masoquistas, a nadie le gusta la tortura. Pero por alguna extraña (atrapante) razón pocos se han ido de la sala de cine, incluso en esos ratos en que nada parece real y todo desvaría, pareciendo que todo es una burla artesanalmente elaborarada contra el público. Los curiosos que corren a ver la sangre derramada y el acero torcido de un accidente de tránsito.

Tres. Como la ópera (no soy adepto a la sobreactuación) el ballet no me despierta nada. Después de ver Black swan la opinión no ha cambiado; no me han dado ganas de correr al teatro o sintonizar Film & Arts. Sin embargo cuando por alguna casualidad se hable de arte, vea arte, escuche arte o coma arte, sabré que detrás de algo bello hay una oscura historia. (de la misma forma en que The wrestler me enseñó que nunca se debe hacer sentir abandonada a una hija) Algo que ya lo sabía (historias de chefs), pero por alguna razón siempre olvido…


3 comentarios:

  1. "anoréxica-lesbica-virginal-inocente-bailarina" Genial!, me encantó!
    Voy a pasar más seguido por acá!, gente que escriba así y me atrape en escritos como este no encuentro.

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  2. Gracias por pasar, puedes darte una vuelta cuando quieras

    saludos

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  3. Si, la descripcion del personaje es asi. Y lo que dices de la peli es genial, es verdad no es una estimulación hacia ver ballet, pero así es el ballet, lo digo como ex-bailarina frustrada (jaja) y ahora más, es el retrato puro de ese mundo.

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