Un año que se va y que en cuanto a lo leído ha sido un corte al cordón umbilical de la literatura en español en la que siempre estuve inmerso, en los conocidos. Después de Roberto Bolaño y Andrés Caicedo fue hora de jugar de visitante, de decirle hola a Stephen King, a Jim Harrison, a Arthur Miller, a Rimbaud, a Baudelaire y más. Las fotos, a pesar de que no he sido presentado con varios de los ilustres como Bryce Echenique, Bioy Casares y otros, son un reencuentro.
Borges es un asunto pendiente que no debería estar en la lista; sin embargo me parece tan familiar, común, presente en la naturaleza. Por temor a parecer estúpido al no entenderlo o por falta de sincronización no lo he leído aún. ¿En la foto alguien le muestra luz? Por lo que he escuchado de él creo que no lo necesita. Espero algún día finalmente ponerme en posición decúbito dorsal, en el escalón correcto con el Aleph en la mano, brillando entre la oscuridad.
Oliveira se podía pasar horas recordando los detalles al extremo, la forma en que iban atados los zapatos y la marca de la lata de verduras que utilizaba su madre aquella vez en el mesón diez años atrás. Con el Cronopio aprendí a valorar lo que no tiene importancia, comprender que en las nimiedades están encerradas muchas respuestas. Disfrutar del ritmo de las letras, del sentido del humor en los relatos, del jazz mientras Perico le bufaba un Coltrane al resto del Club de la Serpiente, que el orden es un invento y no una regla. En la foto por su talla puede ser confundido con un boxeador peso pesado. Leerlo es descubrir a un genio. Siempre quise escribir como Cortázar. En serio hay que estar loco para que te salga natural.
Sabato es una cuestión más de sentimiento que de estilo, de crítica. No hay libro que más disfrute que “Sobre héroes y tumbas”. Nadie me lo recomendó, lo descubrí en el momento preciso, por casualidad y junto a Rayuela tengo que leerlo todos los años. Encontrar cada vez algo nuevo. Saber que sigo por ahí, recorriendo el Parque Lezama en mi imaginación. En la foto esa soledad de un centenario que siente haber vivido más de lo que debía.
Cuando pienso en Gabo la primera palabra que se me viene a la mente son adjetivos. Nadie puede describir un rostro como él. Nadie puede recrear el escenario republicano y colonial de la misma forma. Creador de mundos, del pasado contado como lo hacían los abuelos. En sus libros está impregnado el olor a tierra mojada de la lluvia, el aroma del cacao, el sonido de las hojas moviéndose por la brisa. La hojarasca llevándose todo a su paso, lo que queda es la imaginación de GGM. Al igual que sus obras la imagen refleja nostalgia.
El nuevo Nobel. Poco he leído de Vargas Llosa. Puede que no sea su obra más profunda, pero Los Cachorros es un cuento genial; ese estilo desordenado y la castración del pobre Pichulita, quitándole su derecho a crecer, es algo que a cualquiera le hubiera gustado escribir. La huella más inmadura de uno de los tipos más serios de lo que se puede hablar. Una imagen donde el peruano parece estar perdiendo la cabeza, presto a realizar una crítica.
Nos sobran los motivos para escuchar Sabina. Esa mezcla de ritmos, de instrumentos que acompaña a su talento para poner una frase donde debe. La vida de la calle, las putas, los perros y los gatos. Todo es un eterno poema convertido en canción, a cualquier cosa se la puede volver bohemia. Habla como le da la gana y sin embargo tiene tantos amigos. Contradicción porque sus melodías son excelentes para ratos de soledad, como en esta foto donde se niega aparecer en el centro.
Si Paulo Coelho es el profeta, Saramago es el anticristo. El pesimismo prevalece, el pesimismo enseñando tanto. Se puede vivir con la tristeza y desesperanza del mundo. Sus novelas son best – sellers que compiten con el Código Da Vinci. Un misántropo a medio camino que está en la boca y en el recuerdo de muchos. La foto es para ciegos.
En Argentina , en un pueblito llamado Tafí del Valle, sin nada que hacer en un hostal, un tipo de Bélgica me presentó a Amelie Nothomb, me dijo que la leyera. Días después JFA en su blog comentaba de ella. Me hice de un par de sus libros en el Ateneo ya más domesticado en Buenos Aires. Prefiero a la persona que a la escritora. No es hermosa ni tiene buenas piernas. Por alguna razón atrae, es alguien a quien se quiere conocer. Se desnuda en su obra. Un cementerio para una foto ya es algo trillado, aunque esa palidez es de vampireza.
Los pendientes:
Claude Levi – Strauss es un genio del que he tenido advertencias. Quedaré como loco. Habrá que correr el riesgo. En la foto con paso apurado, esperando ganar alguna discusión.
Bioy Casares es una leyenda que por respeto propio tengo que leer. La foto es una imagen del pasado. De conversaciones de café.
Para mí Bryce es el tipo que se subió a un yate con Fidel mientras Guayasamín trataba de venderles un cuadro - o algunos -. El sentido del humor de su obra es algo por descubrir. En la foto algo más serio, pensativo, inventando…
Javier Cercas ha comentado dos veces en este blog. Tengo listo Soldados de salamina para disfrutar en algún rato de mayor tranquilidad. Lo publicaban en El Telégrafo. Una buena columna fue aquella de la teta, de meterse al cine a escondidas para encontrarse con la imagen de un pezón. En la foto mucho menos serio de lo que parece.
Antonio Neuman es una máquina de escribir. Altamente recomendado por el detective salvaje Bolaño. Ganador de varios premios. La imagen de un hombre exhausto.
Villoro = fútbol. Sé que hay más cosas, más serias, menos banales. Varios artículos en Soho y otras revistas. Es hora de agarrar una de sus obras. La imagen es la de un fervoroso creyente. Un tipo enamorado.
Hola, muy interesante el articulo, saludos desde Chile!
ResponderEliminarroulette
Gracias por pasar
ResponderEliminarSaludos...